El austríaco Peter Salzmann alacanzo un hito que parecía reservado a la ficción: volar a 347 km/h en traje de alas sobre la cara norte del Eiger, en Suiza. El 19 de agosto de 2025, este especialista en B.A.S.E. jump convirtió un salto de apenas 35 segundos en un viaje a los límites de lo posible, superando el récord mundial anterior de 340 km/h y dejando atrás incluso al dron más rápido del planeta.
El escenario más icónico: el Eiger
Quien ha contemplado el Eiger sabe que es algo más que una montaña. Sus 1.800 metros de pared norte son un mito en la historia del alpinismo, un muro que ha puesto a prueba a generaciones de escaladores. Salzmann escogió este decorado extremo para su vuelo: la cornisa conocida como “Junta de éxtasis”, a 3.713 metros, como punto de partida. Desde allí se lanzó en busca de un objetivo que llevaba años persiguiendo: volar más rápido que nadie antes.

(Copyright/Joerg Mitter / Red Bull Content Pool)
La tensión del cuerpo como única protección
En el wingsuit no hay margen de error. El traje transforma el cuerpo en un ala, pero el piloto sigue siendo carne y hueso expuesto a fuerzas inmensas. Salzmann lo resume con crudeza: “Cada pequeño movimiento determina si puedes terminar el vuelo limpiamente. Es tensión corporal absoluta y control total”.
Durante 20 segundos aceleró sin freno hasta rebasar la barrera de los 347 km/h, manteniendo velocidades superiores a 340 km/h durante siete segundos. Aterrizó en Alpiglen, Grindelwald, tras descender 2.073 metros de desnivel vertical.
Una persecución de película: Salzmann y el dron
El salto fue seguido de cerca por un dron desarrollado por Drone Gods, capaz de competir contra monoplazas de Fórmula 1. Nunca antes había volado en caída vertical y su piloto, Ralph Hogenbirk, reconoció que estaba en el límite: “El dron también estaba en su máximo absoluto. La turbulencia detrás del traje hacía muy difícil mantener la imagen estable”.
La escena, digna de un blockbuster, mostraba a Salzmann surcando el aire a mayor velocidad que un coche de Fórmula Uno en Spielberg. El dron apenas podía seguirle.

Innovación y obsesión por el detalle
Nada en este récord fue casual. Salzmann trabajó durante años con Red Bull Advanced Technologies, ensayando con distintos trajes, analizando posturas y aerodinámica. Cada centímetro contaba. “Incluso una diferencia mínima puede sumar varios kilómetros por hora. Ese es el juego: pequeños matices deciden el éxito o el fracaso”, confesó después de romper la marca.
En 2024 ya había sorprendido con su prototipo “Wingsuit Foil”, pero este salto lo consolida como pionero absoluto del vuelo humano.
El hombre detrás del récord
Nacido en 1986 en Salzburgo, Salzmann empezó a saltar a los 20 años. En poco tiempo acumuló cientos de B.A.S.E. jumps en todo el mundo y se convirtió en una referencia del wingsuit, con diversos récords. Hoy, con 38 años, vive obsesionado con una pregunta: “¿Qué tan rápido se puede volar realmente?”. El récord de Suiza no solo le da la respuesta, sino que abre un nuevo capítulo en un deporte que camina siempre en la cuerda floja entre el sueño y el riesgo mortal.
La cara oscura del wingsuit
El récord de Salzmann va más allá de una cifra. Es la confirmación de que el ser humano todavía puede reinventar los límites de la física cuando se combina valentía, tecnología e imaginación. “El récord es la prueba de que con innovación y trabajo duro podemos seguir empujando fronteras”, afirmó en Suiza tras su aterrizaje perfecto.
Pero la pregunta flota inevitablemente en el aire: ¿vale la pena correr un riesgo tan alto por volar unos segundos más rápido? El wingsuit es uno de los deportes extremos con mayor tasa de accidentes mortales, y cada salto supone apostar la vida. Salzmann lo sabe y, aun así, insiste en explorar. Para él y para quienes comparten esta pasión, la respuesta está en la búsqueda de lo imposible, aunque el precio sea altísimo.
Los datos del récord de Peter Salzmann
Lugar del salto: cara norte del Eiger (Suiza), desde la cornisa “Junta de éxtasis”.
Fecha: 19 de agosto de 2025.
Altura de despegue: 3.713 m. Altura de aterrizaje: 1.640 m en Alpiglen (Grindelwald).
Desnivel recorrido: 2.073 m en caída libre durante 35 segundos.
Velocidad máxima: 347 km/h, con más de 340 km/h sostenidos durante 7 segundos.
Velocidad vertical máx.: 263 km/h. Velocidad horizontal máx.: 288 km/h.
Récord anterior: 340 km/h, establecido por Chris Byrnes (Australia).
Medición: tracker integrado en el traje y pistola de radar para validar los datos.



