States of Elevation de Kilian Jornet, un mes uniendo 72 cimas solo a pie y en bicicleta

Un mes. Setenta y dos cumbres de más de 4.267 metros. Solo con la fuerza de sus piernas, enlazando montañas a pie y en bicicleta por el Oeste estadounidense. Hay proyectos que no caben en una etiqueta. Nacen como una línea sobre un mapa, una intuición que pide cuerpo, y se vuelven relato. Con States of Elevation, Kilian Jornet ha completado en 31 días un itinerario que une todos los “fourteeners” accesibles de los Estados Unidos continentales —56 en Colorado, 15 en California y 1 en Washington—, cerrando la travesía en el Mount Rainier tras 5.145 km y 123.045 m+ acumulados.

No era una carrera ni una caza de récords, sino una manera coherente de estar en la montaña —logística mínima, ética clara de medios humanos y el territorio como protagonista—. Treinta y un días después, con el viento del Rainier todavía pegado a la chaqueta, esa línea quedó cerrada.

Colorado sonó a cresta interminable, roca suelta y viento que corta la respiración, con la certeza de que cada enlace abría la puerta al siguiente. Fue el arranque de States of Elevation, la línea que conecta los fourteeners sin motor, solo a pie y en bici. Dieciséis días, 56 cumbres, 1.943 kilómetros y 78.004 m+ después, lo que permanece no son solo los números, sino la sintonía con una cordillera salvaje que premia oficio, temple y lectura fina del terreno.

La idea y el porqué

“Soñé una línea imposible y no paré hasta tocarla.” La frase sirve de pórtico para entender el proyecto. Estética del recorrido, autosuficiencia y territorio como brújula. No se trataba de “firmar un tiempo” sino de moverse con medios humanos, descubrir un país por sus cordilleras y activar, a la vez, acciones comunitarias y de restauración de senderos con su fundación. La dimensión física ayuda a calibrar el reto, pero el centro de gravedad fue otro coherencia, ética y una forma de estar en la montaña.

Colorado, el latido

El comienzo en Longs Peak marcó el tono. Colorado concentra densidad, carácter y meteorología cambiante. Dieciséis días para 56 cumbres, amaneceres tempranos, crestas larguísimas, roca exigente y pasos donde correr y escalar comparten idioma. Encadenó travesías míticas –LA Freeway, los Elks, el espíritu de Nolan’s- con la mente enfocada en la seguridad y la economía del gesto. Nevadas breves, chubascos, rachas que enseñan prudencia. Sin arcos de meta, sin público, solo la cuerda dorsal del proyecto tensándose jornada tras jornada. Precisamente, Nolan’s 14 fue protagonista el pasado julio cuando el francés François D’Haene consiguió el nuevo récord Fastest Known Time (FKT) del Nolan’s 14: 150 km, 14.000 m+ y 14 cumbres en Colorado completados en 35h33. 

La línea se hace carretera

Completado el mosaico colorado, la bicicleta tomó el relevo. Más de 1.400 km de horizontes y vacío por Utah, Arizona y Nevada hasta entrar en California. Cambió el guion aproximaciones secas, Sierra Nevada como columna vertebral y esa travesía que quedó entre las favoritas, Norman’s 13, equilibrio perfecto entre belleza y dureza. Antes, White Mountain; después, el viaje al norte para Shasta, donde un vendaval con sensación térmica bajo cero mordió los pómulos y recordó que la montaña dicta las normas cuando quiere.

Las otras montañas que completan el relato

El reportaje sería injusto si no escuchase a las demás. Mount Massive y Mount Elbert, gigantes de las Rocosas, suben el tono de una tarde sin tregua. Pikes Peak aporta historia de maratón y motores, y un ascenso que se gana con 160 km de aproximación en bici. En Sangre de Cristo el Crestone Group recuerda que el patio es vertical y frío. El Blanca Range se convierte en el favorito técnico de Jornet, con Ellingwood Point, Blanca, Lindsey y Little Bear envueltos en ese granito serio que desalienta la prisa. Y en los San Juans, donde Wetterhorn, Uncompahgre, Redcloud, Sunshine y Handies dibujan cordeles volcánicos, aparece la compañía buena que guarda silencio en las aristas y ríe en los valles.

El pasillo de Oregón condujo a Washington. Mount Rainier no es una cima más. Hielo vivo, seracs, grietas y la incertidumbre del final de temporada. Una ventana breve de condiciones, cima y descenso sin sobreactuar. Vuelta con el equipo, algo de comida, palabras pequeñas. La línea estaba completa, 72 “fourteeners” enlazados en un mes solo a pie y en bicicleta.

Más que cifras

Las comparaciones ayudan —varias vueltas ciclistas y muchas maratones en altitud—, pero se quedan cortas. Importó la coherencia. Enlaces en bici, ascensiones a pie, sin apoyo motorizado entre cumbres. Días de soledad elegida mezclados con compañías puntuales que aportan conocimiento local y calor humano. En paralelo, la Kilian Jornet Foundation tejió encuentros y restauración de senderos porque explorar no es solo pasar, también es dejar algo útil.