Lucas Pinheiro Braathen hizo historia en Levi al firmar la primera victoria de un esquiador brasileño en la Copa del Mundo de esquí alpino. El eslalon disputado en la pista Black, en plena Laponia finlandesa y a las puertas del círculo polar ártico, coronó al carismático esquiador de 25 años, nacido en Oslo y de doble nacionalidad noruega y brasileña. Suma así su sexta victoria en el circuito, la primera con los colores de Brasil tras su cambio de federación. Con un tiempo total de 1:50.72 aventajó en 0.31 al francés Clément Noël y en 0.57 al finlandés Eduard Hallberg, lo que le permite liderar la general de eslalon y compartir el mando de la general absoluta con el suizo Marco Odermatt.
Ninguno de los dos representantes españoles logró entrar entre los 30 primeros de la primera manga, requisito imprescindible para disputar la segunda bajada. El catalán Quim Salarich, con el dorsal 56, marcó un crono de 56.73 que le dejó en la 39.ª posición, empatado con el canadiense Liam Wallace y a 2.60 segundos del mejor tiempo. Más retrasado terminó el aragonés Juan del Campo, con el dorsal 60, 51.º en la clasificación y también fuera del corte.

La noche mágica de la ‘rockstar’ de Levi
Desde la primera manga, Braathen dejó claro que el listón iba a estar altísimo. Sobre una Black dura y exigente, marcó un 54.13 agresivo y preciso, suficiente para abrir una brecha de 0.41 sobre Noël y de 0.49 respecto al noruego Timon Haugan. Mientras muchos rivales se iban al suelo o perdían tiempo en errores groseros, el brasileño de pasaporte noruego enlazó palos con una mezcla de finura técnica y descaro que ya ha convertido su esquí en marca de la casa.
La segunda manga fue puro suspense. El británico Laurie Taylor puso la primera gran referencia con 1:51.33. Después, el joven local Eduard Hallberg desató la locura en las gradas con un 1:51.29 que parecía de podio seguro y que, de hecho, acabaría valiéndole la tercera plaza y el primer podio finlandés en Levi. Noël, penúltimo en salir, subió todavía más la apuesta con 1:51.03, obligando a Braathen a jugarse el todo por el todo.

Cómo ganar incluso con un error
Le tocaba cerrar. Braathen salió con decisión, consciente de que cualquier duda le podía costar la victoria. En la parte media del trazado cometió un pequeño error, un apoyo largo que hizo saltar las alarmas, pero supo recuperar la línea sin entrar en pánico. A partir de ahí, pisó a fondo hasta cruzar la meta con esos 1:50.72 que le daban el triunfo por 31 centésimas.
La celebración estuvo a la altura del momento. Se dejó caer de rodillas frente al público finlandés, se llevó las manos a la cara y estalló en un grito que ya es imagen de la temporada: “¡Vamos Brasil!”. Poco después, ya en la zona mixta, resumía el significado del triunfo con una frase que es casi un manifiesto personal:
«Esta victoria representa quién soy. He intentado hacerlo a mi manera: esquiar con el corazón, esquiar para mí y no para los demás».
De Oslo a Brasil: conflicto con Noruega y ruptura
La historia que hay detrás de este oro verde-amarillo es mucho más que un cambio de bandera. Lucas Pinheiro Braathen nació en Oslo en 2000, hijo de padre noruego y madre brasileña, y creció dentro de la potentísima estructura del esquí escandinavo, pero siempre reivindicando también su identidad brasileña. Su estilo en pista, su imagen desenfadada, los pendientes, las uñas pintadas y su cercanía con los fans le convirtieron pronto en ídolo de la Generación Z del esquí alpino.
En 2023, ya como ganador del Globo de eslalon, su relación con la Federación Noruega saltó por los aires. Desavenencias por los derechos de imagen y los patrocinios personales, sumadas a la presión mediática y deportiva, desembocaron en un anuncio que sorprendió el circo blanco. Braathen comunicaba su retirada de la competición… con solo 23 años. Lo que el mundo interpretó como un adiós definitivo era, en realidad, el inicio de un paréntesis necesario.

Año sabático lejos de las pistas
Durante la temporada 2023-2024 Braathen no compitió. Cambió los palos de eslalon por una vida en movimiento. Viajó por capitales europeas, recorrió en bicicleta los viñedos de Burdeos, se tomó su tiempo para desconectar en Ibiza y se zambulló de lleno en el Brasil urbano y vibrante de São Paulo y Río de Janeiro.
Él mismo definió ese periodo como «una montaña rusa, emocionante, intimidante y angustiosa a la vez», en una entrevista con Olympics.com. Explicaba que ese año le había permitido explorar quién es más allá del esquí, descubrir otros intereses y preguntarse desde qué “plataforma” quería marcar la diferencia.
Al final del camino, la respuesta fue regresar… pero a su manera.
«Ese viaje me ha traído de vuelta a este hermoso deporte, pero en mis propios términos y con una libertad que me permitirá marcar la diferencia que busco», reflexionaba entonces. Ese compromiso con su propia identidad le llevó a abrazar la bandera de su madre.
Brasil en el mapa del esquí alpino
Desde la pasada temporada compite por Brasil, y su debut con la canarinha del esquí no tardó en dejar huella. En Beaver Creek, ya con licencia brasileña, se convirtió en el primer esquiador del país en subir a un podio de Copa del Mundo, con un segundo puesto en gigante. A lo largo del invierno sumó otros cuatro podios, pero la victoria se le resistía.
En Levi, por fin, cerró el círculo. Un triunfo que vale por dos: en lo deportivo, porque le devuelve a la cima del eslalon masculino; en lo simbólico, porque abre de golpe una puerta para un país sin tradición de nieve, pero con un enorme potencial de audiencia. No es casualidad que, carrera tras carrera, se multipliquen las bufandas, gorros y banderas brasileñas en las zonas de meta cuando él compite.
Noël arranca fuerte el invierno olímpico y Hallberg hace historia
En medio de la fiesta de Braathen, la carrera dejó otros dos nombres propios. Clément Noël, campeón olímpico de eslalon, firmó una segunda plaza muy sólida para comenzar con buen pie un invierno clave, en el que dentro de tres meses defenderá su título en Bormio. Es su podio número 31 en la Copa del Mundo, todos ellos en eslalon, prueba de su enorme regularidad en la disciplina.
El tercer peldaño se lo llevó el héroe local Eduard Hallberg, de 22 años, que convirtió la grada de Levi en una caldera. Es el primer finlandés que sube al podio en Levi y el primero que lo hace en una prueba de Copa del Mundo de eslalon desde los tiempos de Kalle Palander, en 2007. Para un país que vive el esquí con pasiónsobretodo el nórdico, pero no acostumbra a celebrar grandes resultados en casa, su 1:51.29 sabe casi a victoria.
Triunfo con acento mixto
La imagen final de la jornada sintetiza a la perfección el momento que vive el circuito. Un esquiador nacido en Oslo, con sangre brasileña, gritando “Vamos Brasil” bajo los focos de Levi, rodeado de banderas verde-amarillas en medio de la nieve lapona. Un atleta que ha sido capaz de plantarse ante un sistema federativo que no le encajaba, parar a tiempo, viajar, pensarse la vida… y volver para ganar, en sus propios términos. Lucas Pinheiro Braathen entró en la historia del deporte brasileño como el primer esquiador que dio a Brasil una victoria en la Copa del Mundo de esquí alpino. Y, probablemente, esto sea solo el comienzo de una historia mucho más grande.



