El Niu de l’Àliga cambia de piel y La Molina reabre su refugio más emblemático tras una reforma total

La Molina reabre el Niu de l’Àliga. El emblemático refugio restaurante de la cima de la Tosa d’Alp, a 2.537 metros y dentro del Parque Natural del Cadí-Moixeró, vuelve a recibir visitantes este fin de semana tras cuatro meses de obras ininterrumpidas. La reforma, integral y muy visible, consolida el equipamiento como refugio guardado de referencia en el Pirineo oriental, pero también como pero también como gran balcón panorámico y referente gastronómico en altura, ahora con más servicios y nuevos usos. Regala un panorama de 360 grados que impresiona incluso a los habituales de la sierra, con la Cerdanya a los pies y el horizonte abierto hacia el Berguedà, el Montseny y el perfil inconfundible del Pedraforca. En los días más limpios, la mirada se estira hasta el Mediterráneo, mientras en la línea de cumbres asoman clásicos del Pirineo como el Puigmal y el Carlit.

En los últimos dos años FGC ha destinado 4 millones de euros a La Molina, tanto en la reforma del Niu de l’Àliga como en la adecuación de otros espacios como la Placeta y mejoras en los sistemas de producción de nieve, ahora más eficientes.

Refugio con historia desde 1966

El Niu de l’Àliga fue inaugurado el 10 de diciembre de 1966, por iniciativa de la familia Rigat, impulsora de un proyecto clave para entender la cima de la Tosa como destino. Ese mismo año llegó hasta allí el primer telecabina popularmente conocido como telehuevo, motor de lo que durante un tiempo se denominó Super Molina, que funcionó en paralelo a los remontes de la estación gestionados por Telesquís Pirenaicos SA (TEPSA), la sociedad promotora de La Molina que ya había puesto en marcha en 1946 el primer telesilla de España.

El nombre del refugio, tal y como se popularizó, también es hijo de su tiempo. Se bautizó como Nido de Águilas, inspirado en una película homónima estrenada en 1963 y protagonizada por Rock Hudson, según nos explicó personalmente Filippo Rigat (1937-2024), promotor, junto a su padre Lluís Rigat, del proyecto SuperMolina. El edificio del refugio fue firmado por el arquitecto Santiago Casulleras Rodríguez.  La primera y hasta ahora gran reforma llegó en 1985, cuando Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) asumió el control de la estación tras su quiebra. Aquel punto de inflexión se consolidó bajo la dirección de Joan Sala, que se mantuvo 14 años al frente de la estación de esquí de La Molina.

Reforma integral con más camas, más terrazas y mejor accesibilidad

La actuación actual mantiene la estética hexagonal original, con el conjunto evolucionando en una lógica de “panal” que se adapta a los niveles del terreno para integrarse en el entorno. El Niu estaba formado por dos volúmenes conectados entre sí, el hangar de planta rectangular y el refugio restaurante de planta hexagonal, además del anexo donde se ubica la estación superior del telecabina, principal acceso para los usuarios.

La reforma ha incluido la modernización de habitaciones y baños públicos, la creación de nuevas superficies exteriores y mejoras logísticas y técnicas. En la zona superior del telecabina, además, se ha construido una nueva área cubierta y protegida de la meteorología, concebida como espacio de bienvenida de 187 m², pensada para mejorar confort y accesibilidad en un emplazamiento especialmente expuesto.

Edificio más eficiente

Uno de los cambios más relevantes llega en el ámbito del alojamiento. El acondicionamiento del refugio se ha diseñado con criterios de edificación sostenible y autosuficiente, con captación solar para calentar habitaciones aprovechando la orientación del edificio. El refugio pasa de 30 a 72 camas. En paralelo, se han conservado dos salas de 1966, renovadas y actualizadas, y se ha añadido otra polivalente ampliado la captación de agua en cubiertas y terrazas para su reutilización en depósitos pluviales.

También se ha reubicado el almacén y servicios básicos, se han construido nuevos baños públicos, una nueva estación transformadora y un nuevo acceso desde la zona de Masella, completando una remodelación que busca hacer funcionar el edificio con más eficiencia en un entorno de alta montaña.

Gastronomía de día y de noche

Con la reapertura, La Molina refuerza la oferta gastronómica en la cima con dos propuestas diferenciadas. Por un lado, Niu de Día, bar restaurante en pistas con mejora de servicio y producto, con apertura prevista a partir del sábado 20 de diciembre. Por otro, la gran novedad, Niu de Nit, que estrenará el sábado 27 de diciembre la experiencia nocturna Elevando los sentidos, con aforo limitado a una 45 personas y una apuesta por la cena en altura como producto diferencial.

El otro eje estratégico es el turismo corporativo. La nueva sala polivalente conectada al restaurante abre la puerta a convenciones, presentaciones, charlas y encuentros de empresa. El objetivo de FGC Turisme es captar empresas del segmento MICE -acrónimo en inglés de Meetings, Incentives, Conferences, and Exhibitions (Reuniones, Incentivos, Conferencias y Exposiciones)-, , con un espacio singular donde el paisaje pasa a ser parte del argumento.

En cuanto al servicio de alojamiento, se mantiene el sistema de gestión como refugio de alta montaña, con estética completamente renovada. La apertura del refugio, ya en formato alojamiento, está prevista para mediados de enero.