¿Te dejas un dineral en el equipo… y sigues llevando calcetines de mercadillo?
Te suena la historia. Botas de montaña nuevas o zapatillas de trailrunning de gama media/alta, chaqueta técnica con membrana impermeable, mochila ergonómica, pero… ¿y los calcetines? La mayoría seguimos usando cualquier par que encontramos por casa. Y luego llegan las ampollas, el mal olor, el pie empapado o el roce constante con la caña de la bota.
Sí, los calcetines de montaña son uno de los elementos más infravalorados del equipamiento outdoor, y sin embargo, son fundamentales para tu confort y rendimiento en cualquier salida de senderismo. Aquí te explicamos por qué deberías prestarles más atención y cómo elegirlos bien.

El material sí importa (y mucho)
Este es el mayor error de base: usar algodón. El algodón es cómodo en casa, pero en montaña actúa como una esponja: absorbe el sudor, tarda en secar y provoca rozaduras y ampollas. En cuanto se moja, se convierte en un problema.
¿Qué buscamos entonces?
- Lana merino: regula la temperatura, es antibacteriana, repele olores y mantiene el pie caliente incluso si se moja. Ideal para frío o rutas largas.
- Fibras sintéticas técnicas: poliamida, poliéster o elastano. Aportan transpirabilidad, secado rápido y durabilidad.
- Combinación de ambas: es lo más habitual y recomendable. Cada fibra cumple una función.
Además, muchos calcetines técnicos incluyen tratamientos antimicrobianos para evitar malos olores, y zonas de refuerzo en talón o puntera que mejoran la resistencia al desgaste.

Adiós a las costuras que rozan
Un pequeño detalle… que puede arruinarte la jornada. Las costuras mal colocadas, gruesas o con relieve interno, generan puntos de presión que se convierten en ampollas, sobre todo si llevas varias horas caminando o si el terreno es irregular.
La solución: costuras planas o invisibles, y diseño anatómico. Cuanto más lisas las transiciones y mejor adaptado esté el calcetín a la forma del pie, menos fricción sufrirás. Los modelos sin costuras o con mapeo 3D son los más cómodos.
Ajuste perfecto: ni flojo ni apretado
Otro clásico: calcetín que se baja, que se arruga o que queda suelto en la puntera. El ajuste importa y mucho.
- Debe quedar ceñido, sin apretar la circulación.
- Evita tallas grandes “por si acaso”: los pliegues generan fricción y eso acaba en ampollas.
- Elige altura adecuada: siempre por encima de la caña del calzado. Si llevas bota media, calcetín alto. Nada de dejar piel expuesta.
- Busca modelos con paneles de sujeción en empeine o tobillo, que impidan el desplazamiento.

Grosor, temperatura y tipo de actividad
No hay un calcetín “para todo”. Aquí entra en juego el cushioning (acolchado) y el tipo de actividad que vas a hacer:
- Calcetín fino (lightweight): ideal para trail running, salidas en verano o ritmo rápido. Transpira mejor, no sobrecalienta.
- Calcetín medio (midweight): el más versátil. Perfecto para senderismo de media montaña o rutas de varias horas.
- Calcetín grueso (heavyweight): pensado para climas fríos, nieve o salidas de varios días. Retiene mejor el calor y protege más.
¿Una pista? Empieza por uno medio si no sabes cuál comprar. Luego amplía tu “armario técnico” según las estaciones y tus rutas habituales.
Extras que marcan la diferencia
Además de lo básico, hay pequeños detalles que mejoran mucho la experiencia:
- Refuerzos zonales (talón, puntera, espinilla): aumentan la durabilidad y amortiguan zonas sensibles.
- Zonas de ventilación: paneles de malla o tejidos más finos donde más sudamos.
- Compresión ligera: ayuda a la circulación y reduce la fatiga en rutas largas.
- Tratamientos antiolor: especialmente útil si haces rutas consecutivas o travesías de varios días.
Invertir en buenos calcetines técnicos no es un lujo, es una forma de proteger tus pies y de asegurarte de que cada paso cuenta, no duele.

Plantillas, el otro soporte del pie
Además de los calcetines, merece la pena revisar las plantillas del calzado, ya que pueden mejorar la estabilidad, el apoyo y el confort en jornadas largas. Ya sean las originales o un modelo técnico opcional, conviene no pasarlas por alto. Otro día hablaremos a fondo de las plantillas y de cómo cuidar los pies para rendir mejor y evitar molestias.
Con el pie bien cuidado, elegir calcetines deja de ser un detalle menor y pasa a ser parte del rendimiento y la comodidad de la ruta.
¿Y tú, qué calcetines usas?
Ahora ya lo sabes. Los calcetines no son secundarios. Son una parte activa de tu confort y seguridad en montaña. Si ya has invertido en buen calzado, dale a tus pies el compañero técnico que necesitan. Y si este artículo te ha sido útil, quédate cerca. Pronto hablaremos de camisetas técnicas, mallas térmicas o primeras capas.
Porque equiparte bien empieza en los pies, pero no termina ahí. Cada prenda cumple su papel, y conocerlos te da ventaja. No se trata de gastar más, sino de elegir mejor. Y en la montaña, cada elección suma o resta.
Guía rápida para elegir bien tus calcetines de montaña
Materiales recomendados:
Lana merino (para frío y rutas largas), poliamida, poliéster técnico, elastano (para rutas cortas, calor o intensidad).
Evita:
Algodón (retiene humedad, favorece las ampollas).
Costuras:
Planas o sin costuras para evitar roces.
Ajuste:
Ceñido pero sin apretar. Sin exceso de tejido que cause pliegues.
Altura:
Siempre por encima de la bota o zapatilla para evitar roce directo con la piel.
Grosor:
Fino (verano o trail running), medio (senderismo general), grueso (frío o alta montaña).
Extras útiles:
Refuerzos en talón y puntera, compresión ligera, paneles de ventilación, tratamientos antiolor.
Recomendación:
Ten varios pares según la estación y actividad. Vale la pena invertir.



