Hoy quiero compartir una ruta circular que parte de Vilabertran, un pequeño y apacible pueblo del Alt Empordà, muy cerca de Figueres, rodeado de campos, viñedos y antiguas masías que anuncian el carácter rural de esta zona del noreste catalán. Desde aquí arranca un recorrido que transita por pistas perfectas tanto para gravel como para BTT. Son 74 kilómetros con 980 metros de desnivel positivo que he hecho con ambas bicicletas, aunque tengo que admitir que disfruté mucho más con la BTT. La seguridad y el control en las bajadas, especialmente cuando el terreno se pone complicado, hacen que el esfuerzo extra en subidas y llanos valga la pena.

Es una de esas rutas que lo tiene todo: paisajes variados, patrimonio histórico, tramos exigentes y zonas solitarias donde se escucha más el crujido de las ruedas que cualquier otra cosa. La llegada al castillo de Requesens es el gran momento del día, pero cada tramo tiene su propio encanto. A ratos parece que te adentres en un escenario de película medieval, y en otros, en una escapada de pura evasión ciclista. Ideal para quienes buscan algo más que pedalear sin rumbo.
Ficha técnica de la ruta | |||
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Tipo de ruta Circular (Gravel/BTT) |
Distancia 74 km |
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Desnivel + 980 m |
Desnivel – 980 m |
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Altitud máxima 493 m |
Altitud mínima 14 m |
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Dificultad Alta |
Tiempo estimado 3 h 40 min |
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Punto de inicio Vilabertran Coordenadas parquing N 42,278352 E 2.986684 |
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Track GPS
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Primeros kilómetros con ritmo y sombra
Nada más salir de Vilabertran, enlazamos con la Vía Verde de La Muga. Los primeros 15 kilómetros se dejan rodar con alegría, envueltos en sombra y con rincones que invitan a parar y disfrutar. Un tramo ideal para calentar piernas y dejarse llevar.

De Boadella a Darnius, con parada obligada
En Boadella de Escaules el terreno cambia. Dejamos atrás la vía verde y continuamos por una tranquila carretera asfaltada que nos lleva hacia Darnius, bordeando el pantano de Darnius-Boadella, alimentado por las aguas del río Muga. Aquí conviene aprovechar para llenar los bidones en una de las pocas fuentes que encontraremos. Más adelante no habrá muchas oportunidades.

Subida hasta Agullana entre grava y esfuerzo
Retomamos la pista de grava y se notan los primeros tramos exigentes. Nos enfrentamos a una subida de unos tres kilómetros con pendientes considerables y curvas cerradas. Aunque toca apretar los dientes, las vistas que se abren en cada revuelta compensan el esfuerzo con creces.
Rumbo a Cantallops, con parada en la fuente
Tras coronar, llega una transición por asfalto. Cruzamos el polígono de Mas Morató, pasamos cerca de La Jonquera y seguimos ganando altura por la GI-601. En el kilómetro 37 dejamos el asfalto y nos desviamos por una pista que también conduce a Cantallops. Allí, en el centro del pueblo, hay otra fuente salvadora donde conviene recargar bien antes del tramo más duro del día.

Camino al castillo, entre dólmenes y vistas
Desde Cantallops empieza la subida más larga de la ruta, que nos llevará hasta el Castillo de Requesens. Poco después de pasar el Coll de Medàs, vale la pena parar a hacer fotos. Desde ahí, la vista del castillo es mucho más fotogénica que desde la propia entrada. Muy cerca también hay un par de dólmenes, ideales para quienes disfrutan con los vestigios megalíticos.

Unos kilómetros más adelante, un desvío a la izquierda marca el inicio del tramo con mayor pendiente. Es el último esfuerzo antes de alcanzar el castillo. Situado en lo alto de una colina del macizo de la Albera, a unos 7 km al este de Cantallops y muy cerca de La Jonquera, el antiguo Castillo de Requesens ya aparecía documentado en un memorial de agravios del año 859, cuando aún existía el condado unificado de Empúries-Roselló. A finales de los años cincuenta, la finca y el castillo pasaron a manos de dos familias del Alt Empordà. Hoy, el conjunto ha sido recuperado y se puede visitar mediante un sistema regulado de acceso.
Por cierto, no olvidéis consultar antes la web del castillo para saber si está abierto. A mí me tocó verlo cerrado, aunque ya lo conocía de una visita anterior. Aun así, el entorno bien merece la subida.

Descenso por pista y regreso tranquilo
Deshacemos el último tramo de subida hasta la bifurcación y empieza un descenso largo, rápido y por pistas anchas en buen estado. Parte del recorrido atraviesa la zona militar de Sant Climent de Sescebes. Aunque no hay señalización que impida el paso, en una de las ocasiones coincidí con prácticas de tiro. Solo me pidieron que tuviera cuidado.
Desde Sant Climent hasta Perelada se suceden tramos de asfalto y grava. Al pasar Perelada, todo son pistas que nos llevan de nuevo a Vilabertran. Una vuelta completa que combina paisajes, esfuerzo, historia y adrenalina en su justa medida.