El Baix Ter ofrece una experiencia ideal para los aficionados del gravel y el MTB/BTT que buscan una aventura sin dificultades técnicas pero cargada de paisaje, patrimonio y sorpresas. Esta ruta circular de 80,7 kilómetros** y apenas 400 metros de desnivel positivo, nos lleva desde los humedales de l’Estartit hasta rincones insólitos como el refugio antiaéreo de Canet o la passera de Medinyà, pasando por bosques, ríos y campos cultivados que forman parte del corazón agrícola y natural del Empordà.
Ficha técnica de la ruta | |||
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Tipo de ruta Circular (Gravel / MTB) |
Distancia 80,7 km |
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Desnivel + 400 m |
Desnivel – 400 m |
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Altitud máxima 152 m |
Altitud mínima 1 m |
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Dificultad Moderada |
Tiempo estimado 4 h (en movimiento: 3 h 36 min) |
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Punto de inicio L’Estartit (Parking Supermercado GP o zona playa) |
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Track GPS
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Un inicio suave junto al Ter
La ruta arranca entre l’Estartit y Torroella de Montgrí, siguiendo el curso del Ter durante más de 20 km por una pista paralela al río, ideal para calentar piernas y mente. El terreno es mayoritariamente ancho, sin tramos técnicos relevantes, lo que convierte este recorrido en una excelente opción tanto para bicicletas gravel como para MTB/BTT.

Historia escondida bajo tierra
En el km 8,5 nos encontramos con el refugio antiaéreo de Canet de la Tallada, testimonio de la aviación republicana durante la Guerra Civil. A escasos metros, las pistas del antiguo aeródromo, hoy ocultas entre campos y vegetación, nos recuerdan que estos paisajes también tienen memoria.

Miradores, fuentes y puentes
Tras cruzar el roble centenario (km 9), llegamos al mirador de la isla de Canet (km 9,8), una atalaya natural desde la que se observa la riqueza del paisaje fluvial.
Más adelante, en el km 19,1, cruzamos el puente de acceso a Colomers, antes de adentrarnos en el Parc del Ter (km 19,4), un espacio natural que invita a parar, observar e incluso embarcarse si alguien quiere cambiar el pedal por el remo (desde aquí se pueden hacer rutas en kayak organizadas).

Elementos curiosos y caminos opcionales
En el km 28,4 nos sorprende un banco gigante, uno de esos elementos fotogénicos que despiertan la curiosidad y rompen la monotonía del paisaje rural. Poco después, un sendero opcional a la derecha (km 28,6) permite añadir un toque de aventura al recorrido, aunque es evitable si se prefiere seguir por el asfalto.

La pasarela de Medinyà y los pueblos del interior
En el km 40, llegamos a la passera de Medinyà, una pasarela sobre el río que puede estar cortada según el nivel del agua. En nuestro caso, pudimos cruzar sin problemas. Conviene consultar el estado del paso antes de llegar, especialmente tras lluvias intensas. Si estuviera intransitable, se puede seguir por la carretera hasta Sant Jordi Desvalls y cruzar por Sobranigues.
En el km 52,7, una pequeña joya escondida: Sant Romà de Sidillà, un núcleo medieval en ruinas rodeado de encinas y misterio, perfecto para una parada silenciosa y contemplativa.

Tramo final: hacia la desembocadura
Desde el km 56, la pista se vuelve algo monótona, especialmente si sopla el llevant, el viento del este que puede convertir este tramo en una lucha contra el aire. Pero la recompensa está cerca: en el km 74,2, alcanzamos la desembocadura del Ter, donde el río se entrega al Mediterráneo en una sinfonía de agua, luz y cielo abierto. Un buen lugar para parar, respirar hondo y disfrutar del horizonte.
Una ruta circular para repetir
La ruta finaliza en el km 87, cerrando una jornada de pedaleo tan completa como variada. Ideal para una salida larga sin complicaciones técnicas, combina el placer del ciclismo con una inmersión en la historia y la geografía del Empordà. Una excusa perfecta para descubrir esta tierra desde otro ángulo: el de sus caminos escondidos, sus historias olvidadas y su paisaje siempre inspirador.