En este 2025, Vallter celebra su 50 aniversario, un hito que marca medio siglo desde aquel 17 de enero de 1975, cuando la estación de esquí abrió por primera vez sus remontes tras la primera gran nevada del invierno. Fue el inicio de un sueño largamente acariciado por Josep Pujol Aulí (1933-2005), su impulsor y fundador, que convirtió su pasión por los deportes de invierno en una realidad palpable para toda la región. Medio siglo después, Vallter no solo es un referente de los deportes de invierno, sino también un emblema de innovación y compromiso con la sostenibilidad, ahora de la mano de FGC Turisme.

Pujol, en muchos sentidos, encarnó el espíritu emprendedor que define a los pioneros. Antes de dedicarse por completo a hacer realidad su sueño de construir una estación de esquí en el corazón de la Vall de Camprodon, había consolidado otros proyectos empresariales en la región. Fundó la fábrica Galletas Pujol, que operó entre 1969 y 1985, aportando dinamismo industrial al valle. Además, su apellido ya estaba ligado a la tradición repostera gracias a la Pastisseria Pujol, abierta en 1902 por otros miembros de su familia, y que, más de un siglo después, sigue en funcionamiento en el pueblo de Camprodon, gestionada por su primo Josep Pujol Martínez, que también le ayudo en la fundación de la estación y llegó a ser director.
Pero fue Vallter su proyecto más ambicioso y desafiante. En esta estación volcó su pasión y determinación, enfrentándose a las alegrías y contratiempos que conlleva un emprendimiento de esta magnitud. La estación de esquí y montaña, ubicada dentro del Parque Natural de las Cabeceras del Ter y del Freser, no solo dinamizó la economía de la zona, sino que también dejó una huella profunda en su identidad. Hoy, al mirar hacia atrás, su historia refleja el espíritu de un hombre cuyo sueño personal se convirtió en un motor colectivo para toda la Vall de Camprodon.

(Copyright/Familia Pujol)
Primeros Pasos: el sueño de Josep Pujol Aulí
A finales de los años 60 y principio de los setenta, con la creciente popularidad de las estaciones de esquí en Catalunya, el empresario muy aficionado al esquí Josep Pujol Aulí, natural de Camprodon, identificó el potencial de la zona de Ull de Ter para albergar una estación de esquí. Con pasión y determinación, fundó Vallter S.A. en 1968, con un capital de 450.000 pesetas y atrayendo inversiones locales y de veraneantes.
A pesar de los innumerables desafíos técnicos y administrativos, el proyecto de Vallter avanzó con determinación. Un hito crucial fue la construcción de la carretera que conecta Setcases con el Pla de Morens. Tras arduas gestiones, el Patrimonio Forestal del Estado cedió los terrenos necesarios para la ejecución de esta importante vía. La Diputación de Girona, reconociendo el enorme potencial turístico de la comarca, contribuyó con una subvención del 50% del coste total de la carretera. El 17 de enero de 1975 la estación abrió oficialmente sus puertas con el telesquí Morens I.
Crecimiento Rápido y Primeros Desafíos
El inicio fue prometedor. En su primera temporada, Vallter ofreció tres pistas, y pronto amplió su oferta con la instalación de los telesquís Morens II y Barquins II. Para 1979, la estación ya contaba con su primer telesilla, Enric Planella, y nuevas pistas como la del Xalet, que se convertiría en una de las más emblemáticas. Sin embargo, la década de 1980 presentó dificultades por las irregulares nevadas. A pesar de ser pionera en la instalación del primer cañon de nieve artificial de baja presión en 1984, la estación enfrentó inviernos con escasa nieve y desafíos financieros.

Innovación Tecnológica y Consolidación en los Años 90
La década de los 90 marcó un verdadero renacimiento para Vallter. En 1989, la estación hizo historia al instalar la primera red de nieve de baja presión en España, y en 1991 inauguró el telesilla Jordi Pujol, una infraestructura clave que incrementó significativamente la capacidad de la estación y elevó la experiencia de los esquiadores.
El telesilla lleva el nombre de Jordi Pujol Planella, hijo de Josep Pujol, y rinde homenaje a su destacada trayectoria como esquiador alpino. Jordi representó a España en dos ediciones de los Juegos Olímpicos de Invierno: Calgary 1988 y Albertville 1992. En la actualidad sigue vinculado a la competición, como coordinador del circuito de la Copa Continental y la Copa d’Europa de la Federación Internacional de Esquí (FIS).
Sin embargo, la madurez del mercado de esquí catalán, ansioso por explorar destinos con dominios más extensos, junto con los efectos cada vez más evidentes del cambio climático, revelaron la urgencia de definir una estrategia sólida y a largo plazo para garantizar el futuro de la estación.

Intervención de FGC
La llegada del nuevo milenio trajo consigo importantes desafíos. La combinación de inviernos menos consistentes y la creciente competencia colocaron a Vallter en una posición financiera delicada. Josep Pujol, fundador y alma del proyecto, falleció de un ataque al corazón el 17 de marzo de 2005, pocos días después de haber renunciado a su cargo como consejero delegado de la sociedad. Su ausencia marcó el inicio de una etapa de incertidumbre para la estación, agravada por las circunstancias económicas y climatológicas que dificultaban su sostenibilidad.
En 2012, Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) asumió la gestión de la estación, evitando su cierre y garantizando su continuidad. Bajo la dirección de FGC, Vallter implementó tarifas accesibles, optimizó su sistema de nieve artificial y apostó por actividades durante todo el año, consolidando su papel como motor económico de la vall de Camprodón.
Impacto Económico y Social
Desde su creación, Vallter se ha consolidado como un pilar económico esencial para la Vall de Camprodon y la comarca del Ripollès. No solo genera empleo directo e indirecto, sino que también dinamiza los negocios locales, como restaurantes, alojamientos y comercios, impulsando así la economía local. Además, Vallter fomenta un turismo sostenible que pone en valor la riqueza natural del entorno, atrayendo a más de 85.000 visitantes en sus mejores temporadas.
El impacto de Vallter trasciende lo económico: la estación ha contribuido a fijar población en áreas de montaña que, de otro modo, podrían enfrentar despoblación. Con la gestión de FGC Turisme, Vallter ha reforzado su compromiso con la sostenibilidad y la innovación. A través de inversiones en infraestructuras, accesos y actividades diversificadas, la estación se está posicionado como un referente en la promoción de un turismo de montaña responsable y atractivo para todas las épocas del año.
Aventuras de Vallter en verano: senderismo, trailrunning y ciclismo para toda la familia
Mirando Hacia el Horizonte
Hoy en día, Vallter trabaja para consolidarse como una estación modélica de montaña, donde el esquí sea solo una parte de una oferta mucho más amplia. La apuesta por el turismo activo, senderismo y los deportes de aventura refleja un compromiso con el disfrute sostenible y diverso de su entorno privilegiado.
Este enfoque tiene profundas raíces históricas, ya que la zona fue pionera en el desarrollo del montañismo en Catalunya. Prueba de ello es la inauguración del refugio de Ulldeter, en julio de 1909, el primero construido por el Centre Excursionista de Catalunya, ubicado en la cabecera del río Ter, a 2.391 metros de altitud. Diseñado por el arquitecto Jeroni Martorell i Terrats, formado en la escuela modernista, este chalé-refugio ofrecía 21 camas, un comedor acogedor con chimenea, convirtiéndose en un referente para los aficionados la montaña de principios del siglo XX. Hoy sólo se consevan unos restos de su pasado espléndoroso.
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Cronología de la Estación de Esquí Vallter1968
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1984
1989
1991
1999
2005
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