Prohibida la escalada en el Contrafort del Rumbau por protección

Prohibida la escalada en el Contrafort del Rumbau por la ampliación de la protección del yacimiento rupestre

Noticia

Patrimonio y escalada en el Alt Urgell

El Govern delimita un entorno protegido de 36 hectáreas en Peramola y prohibe la escalada en el Contrafort del Rumbau (Muro de Oliana) para preservar el conjunto rupestre Roc del Rumbau (BCIN y UNESCO)

Contrafort del Rumbau
El Contrafort del Rumbau, también conocido como Muro de Oliana, es una zona de escalada muy concurrida cuyo uso deportivo queda ahora prohibido por la nueva protección del entorno arqueológico. (Copyright/Josep Castells. SPAP)

La práctica de la escalada queda ahora limitada en el Contrafort del Rumbau, un sector muy frecuentado del entorno de Oliana que, hasta hace poco, se percibía como un espacio compatible con el uso deportivo. La nueva delimitación de protección del conjunto con pinturas rupestres del Roc del Rumbau introduce un cambio de escenario y abre un debate que en la comunidad escaladora catalana no sorprende, pero sí duele.

Durante años la escalada convivió aquí con normalidad, pero en los últimos tiempos el muro ha vivido un goteo constante de visitantes, aperturas, reencuentros tras el incendio en 2022  y una popularidad que ya no se explica solo por el grado. En paralelo, a pocos metros de las chapas y de los pies de gato, hay un patrimonio que no entiende de tendencias ni de temporadas, unas pinturas rupestres protegidas desde hace años y, desde esta semana, blindadas con un marco legal más amplio.

Área protegida

El Govern de la Generalitat ha aprobado un acuerdo que delimita el entorno de protección del conjunto con pinturas rupestres del Roc del Rumbau, en el término municipal de Peramola, y fija un paquete de criterios y prohibiciones que afectan de lleno a la actividad escaladora en el área arqueológica. El acuerdo se publicó en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya el 18 de diciembre de 2025.

Contrafort del Rumbau
La escalada queda prohibida en el área arqueológica del Roc del Rumbau, un sector muy concurrido del Contrafort del Rumbau o Muro de Oliana, tras ampliarse el entorno protegido del yacimiento rupestre. (Copyright/Getty Images)

Patrimonio excepcional con sello BCIN y UNESCO

El Roc del Rumbau está declarado Bien Cultural de Interés Nacional y forma parte del arte rupestre del arco mediterráneo, inscrito en la lista de Patrimonio Mundial. Ese marco implica obligaciones de conservación y, sobre todo, una idea clave que en arqueología se repite como un mantra, el yacimiento no es solo la figura pintada, también es el soporte geológico, el abrigo, la vista y la lectura territorial que lo hace comprensible.

La cinglera se extiende a lo largo de más de un kilómetro y medio y domina el valle del Segre. En la cavidad donde se localiza el conjunto pictórico, las figuras esquemáticas y abstractas se sitúan a varios metros de altura. Son motivos sobrios, de trazo simple, y por eso mismo delicados. Cualquier alteración del entorno puede afectar la contemplación, la investigación y, a la larga, la conservación. En paralelo, el Roc del Rumbau es una pared de conglomerado muy popular para la escalada deportiva y clásica, conocida por vías como la Sioux Connection.

Los técnicos destacan el lugar como un punto de referencia visual del entorno y subrayan la necesidad de conservar su coherencia paisajística. La conclusión es clara, proteger el enclave exige proteger su contexto.

Qué cambia con el nuevo entorno de protección

El corazón de la medida es la delimitación de un entorno de protección de 36 hectáreas, un polígono que incluye espacios públicos y privados y también el subsuelo. La justificación responde a criterios habituales en bienes patrimoniales de alta sensibilidad, preservar la cuenca visual, el entorno paisajístico y la unidad geomorfológica, procurando no afectar más territorio del estrictamente necesario.

En la práctica, además de dibujar el perímetro, el texto fija un régimen de intervención que obliga a pedir autorización previa para actuaciones que, en un entorno de escalada, son más frecuentes de lo que parece, arreglos de caminos, apertura de nuevos pasos, movimientos de tierras o cambios de uso. La conservación pasa a ser el criterio rector.

La prohibición de escalar dónde y cómo aplica

La frase que lo cambia todo está escrita sin matices. Quedan prohibidas las actividades deportivas de escalada, además de acampar y hacer fogatas, dentro del área de la zona arqueológica.

Este punto es relevante porque el acuerdo diferencia entre la zona arqueológica y el entorno de protección. En el entorno se prohíben alteraciones paisajísticas graves y también la instalación de nuevas infraestructuras visibles que alteren la contemplación del yacimiento. En cambio, la escalada se prohíbe de forma expresa en el área arqueológica. El reto práctico es saber dónde empieza y termina ese ámbito sobre el terreno.

De la protección puntual de 2014 a un perímetro de 36 hectáreas

Para entender la reacción del sector hay que mirar atrás. En 2014 ya se había aplicado una primera protección muy concreta, con cierre y control de acceso, porque el estado de conservación se consideraba precario. Lo que llega ahora no es un giro repentino, sino una ampliación de escala.

El proceso venía gestándose desde 2024, cuando el ayuntamiento de Peramola solicitó ampliar la zona de protección al considerar que, además de las pinturas, el entorno acumulaba otros yacimientos y cuevas de alto valor arqueológico. La nueva delimitación refuerza la idea de un paisaje cultural y no de un punto aislado. La pared deja de ser solo un muro de escalada.

La comunidad escaladora catalana entre el realismo y la pérdida

En la comunidad escaladora catalana la noticia no ha cogido por sorpresa. El expediente estaba en marcha y el debate sobre patrimonio y presión de uso era visible. En un territorio cada vez más regulado, había un cierto consenso resignado sobre el desenlace. Pero eso no quita el sentimiento de pérdida, especialmente en un sector que ya había pasado por el incendio de 2022 y por el trabajo de evaluación y reapertura progresiva. No sorprende, pero se lamenta.

Qué ocurre ahora en el terreno

La clave inmediata es la información. Si la prohibición se aplica en el área arqueológica, los escaladores necesitan saber qué sectores y qué itinerarios quedan dentro, qué accesos atraviesan el perímetro y qué alternativas quedan fuera. El acuerdo fija la norma, pero no resuelve por sí solo la operativa diaria de un lugar con senderos, aproximaciones, descensos y vías señalizadas. Sin señalización clara, aumenta el riesgo de confusión.

A corto plazo, lo razonable es esperar comunicaciones oficiales, límites comprensibles y coordinación entre administraciones, propietarios, técnicos de patrimonio y representantes del colectivo escalador. El peor escenario sería la incertidumbre y el incumplimiento involuntario. La gestión del uso público será decisiva. Cuando eso ocurre cerca de bienes frágiles, el conflicto se vuelve estructural. La solución no debería reducirse a prohibir o a mirar hacia otro lado. En un territorio con cultura montañera y tradición de autorregulación, la oportunidad está en hacer bien el trabajo, cartografía accesible, educación patrimonial y derivación de flujos hacia sectores aptos. Escalar y proteger no siempre son compatibles, pero sí pueden ser gestionables.

.  Documento publicado en el DOGC Bajar pdf

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