El Día Mundial del Píster -10 de febrero- es una jornada dedicada a reconocer la labor de estos profesionales esenciales para la seguridad en las estaciones de esquí. Más de 60 estaciones en todo el mundo han organizado actos especiales para visibilizar su trabajo con la colaboración de Helly Hansen, que equipa a más de 55.000 profesionales en todo el mundo. En el Pirineo, la estación de Port Ainé fue la estación escogida por la firma noruega y contó con la colaboración de FGC Turisme, gestora del complejo invernal del Pallars Sobirà (Lleida). Diez afortunados esquiadores y sus respectivos acompañantes han podido vivir en primera persona una apertura de pistas, una de las funciones más importantes de los písters. Además, el evento ha puesto en valor la creciente incorporación de mujeres a esta profesión históricamente dominada por hombres.
Berta Pérez, píster en Port Ainé, destaca la importancia de este día para dar visibilidad a un trabajo muchas veces olvidado, pero imprescindible para el funcionamiento de una estación de esquí. Junto a su compañero Carlos Pérez, comparte su experiencia y reflexiona sobre la evolución del sector, el rol de las mujeres en el equipo y los desafíos de la seguridad en las pistas.

Berta Pérez: «Las mujeres aportamos más compañerismo y empatía al equipo de písters»
¿Qué significa para vosotros el Día Mundial del Píster?
Este día me parece fundamental para dar visibilidad a un trabajo que muchas veces pasa desapercibido, pero que es esencial para el buen funcionamiento de la estación y la seguridad de los esquiadores.
Cada vez hay más mujeres en esta profesión. ¿Qué aportan al equipo?
Creo que las mujeres aportamos más compañerismo, menos competitividad y mayor empatía, lo que mejora el ambiente de trabajo y lo hace más sano. Cada persona suma de manera diferente, pero es cierto que muchas hemos sido educadas en los cuidados y eso influye en nuestro trato con los clientes.

¿Cómo es el procedimiento cuando hay un accidente en las pistas?
Cuando llega un aviso, lo primero es proteger la zona y evaluar el estado de la persona accidentada. Dependiendo de la gravedad, avisamos a más compañeros o realizamos el rescate por nuestra cuenta. Podemos trasladar al accidentado a la enfermería con una camilla o, en casos más graves, con ayuda médica.
¿Qué le dirías a una chica que quisiera ser píster?
Que tenga paciencia, porque aún hay estereotipos que romper. Pero, sobre todo, que no dude en lanzarse, porque es un trabajo precioso y somos perfectamente capaces de hacerlo.
¿Cómo pueden los esquiadores mejorar la seguridad en pistas?
Deberíamos revisar nuestro nivel con más humildad y elegir bien las pistas en las que esquiar. También es clave llevar la protección adecuada. En el snowpark, por ejemplo, el casco a veces no es suficiente.

Carlos Pérez: «La incorporación de mujeres nos da una visión diferente y enriquece nuestro trabajo»
¿Qué importancia tiene para vosotros el Día Mundial del Píster?
Nos da una visibilidad que muchas veces no tenemos y permite que la gente conozca mejor nuestro trabajo dentro de la estación de esquí y su entorno.
¿Cuáles son las funciones de un píster?
Nuestra jornada comienza con la apertura de pistas, verificando que todo esté en condiciones óptimas. Durante el día nos encargamos del mantenimiento, la cartelería, los primeros auxilios y, al final, cerramos las pistas para que las máquinas trabajen con seguridad.
¿Cómo ha cambiado el equipo con la incorporación de mujeres?
Nos aportan una visión diferente. Se fijan en detalles que quizá antes pasábamos por alto, y eso enriquece nuestro trabajo.
¿Cuál es el protocolo cuando hay un accidente?
Recibimos un aviso por emisora y un píster se desplaza hasta el lugar. Evaluamos al accidentado y, según la gravedad, pedimos refuerzos o realizamos el traslado con camilla o moto de nieve. Si hay fracturas, usamos un colchón de vacío y oxígeno antes del traslado a enfermería.
¿Qué deberían mejorar los esquiadores para evitar accidentes?
Lo más importante es respetar la señlalización y las alertas de seguridad. Muchas veces los accidentes ocurren porque los esquiadores ignoran las advertencias y se aventuran en zonas cerradas o peligrosas.