The NeverRest Project y Aerofor lideraron en Andorra el primer simulacro mundial de evacuación vertical con drones en alta montaña, un ensayo que consolida los avances de los últimos meses y mantiene el objetivo final muy claro, que el rescate con drones sea una opción real cuando el helicóptero no puede operar o el riesgo para los equipos es demasiado alto. La prueba se realizó los días 4 y 5 de diciembre en El Roc de Quer, en Canillo, a unos 1.920 metros de altitud, y validó la capacidad de un dron de gran carga para levantar y trasladar una camilla con un maniquí de 85 kilos en un entorno de frío, hielo y nieve.
El ejercicio fue monitorizado por Bomberos y Protección Civil de Andorra, la Cruz Roja y el Automòbil Club d’Andorra, con la colaboración del alpinista Alex Txikon y de la alpinista y técnica sanitaria María Martín, que testaron los protocolos en tierra y la coordinación con el equipo de vuelo.

Un heavy lifter para mover una camilla
Aerofor operó un DJI Agras T100, una aeronave no tripulada de categoría heavy lifter preparada para transportar cargas críticas y maniobrar en escenarios complejos con el mínimo impacto ambiental. El traslado del maniquí, utilizado para evitar cualquier riesgo, certificó la viabilidad técnica del levantamiento, la estabilidad de la carga en vuelo y el procedimiento de evacuación vertical.
De la localización al traslado del herido
Hasta ahora, los drones se han consolidado en rescates como herramienta de búsqueda y localización, inspección del terreno o apoyo visual a los equipos de emergencia. El salto que se persigue con ensayos como el de Andorra es convertirlos también en un vector de apoyo logístico y, en un futuro, de evacuación, reduciendo tiempos de aproximación y la exposición de rescatadores y víctimas en entornos de riesgo. Solo se había informado de un rescate con dron de una persona en un río en China en julio de 2025, pero no en un contexto de alta montaña.
Una lección reciente que aceleró el debate
El CEO y fundador de The NeverRest Project, Frédéric Kauffmann, enmarcó el avance en una idea de fondo sobre el uso real de la tecnología en montaña. “La muerte de la alpinista Natalia Nagovitsyna el agosto pasado puso en evidencia el problema de que tenemos mucha tecnología, pero no la usamos tanto como podríamos para salvar vidas”. El simulacro busca precisamente acortar esa distancia entre capacidad técnica y aplicación práctica cuando el rescate se complica.
La siguiente fase, más seguridad y protocolos
Aerofor subraya que el potencial inmediato de estos drones ya es útil como apoyo a los bomberos y equipos de emergencias para transportar material, desde mochilas y equipos de primeros auxilios hasta cargas que permitan a los rescatadores avanzar más ligeros y más rápido. En paralelo, la compañía insiste en que la evacuación de personas exige todavía trabajo adicional en seguridad operacional, protocolos y validación con especialistas. “En el rescate de personas, hemos hecho la prueba con el maniquí y hemos comprobado que puede ser viable”, explicó Eduardo Ibañez, CEO y cofundador de Aerofor.
María Martín, desde la perspectiva sanitaria, remarcó el valor operativo del dron incluso antes de una evacuación completa, por la información que aporta al mando y por la posibilidad de hacer llegar material básico al accidentado mientras el equipo progresa. “Ahora, con el modelo T100, hemos visto que se abren las posibilidades para trasladar a un herido”.
Hoja de ruta con mirada al Himalaya
El simulacro permite validar elevación de grandes cargas en condiciones adversas, gestión de la carga en vuelo, evacuación vertical y coordinación entre aeronave y equipos terrestres. The NeverRest Project incorpora los resultados a su hoja de ruta para reforzar la seguridad en el Parque Nacional de Sagarmatha en Nepal, donde se ubica el Everest, con la intención de implementar tecnología y protocolos en 2026.
Primeras pruebas logísticas en el Everest
Antes de hablar de evacuación de heridos, el Himalaya abrió camino por la vía logística. En el Everest -junio 2024- se realizaron pruebas piloto de transporte con drones impulsadas por DJI junto a la empresa nepalí Airlift, utilizando el dron de carga FlyCart 30, para volar entre el campamento base y el Campamento 1 con botellas de oxígeno y pequeños suministros y, en sentido inverso, bajar residuos. El objetivo era reducir riesgos y tiempos en uno de los tramos más expuestos de la ruta, la Cascada de Hielo del Khumbu, y empezar a normalizar una logística aérea que alivie parte del trabajo más peligroso en la montaña.



