Junko Tabei: 50 años de la mujer que conquistó el Everest

Junko Tabei: 50 años de la mujer que conquistó el Everest y rompió todos los techos

Reportaje

Historia del alpinismo

El 16 de mayo de 1975, Junko Tabei se convirtió en la primera mujer en alcanzar la cima del Everest, dejando una huella en la historia del alpinismo y reivindicando el papel de las mujeres en la alta montaña

Museo dedicado a Junko Tabei
El equipo que utilizó para escalar el Everest se puede ver hoy en el museo abierto en Tamura y dedicado a su figura. (Copyright/Tabei Ayako Memorial Hall)

Cuando el Everest seguía siendo un sueño lejano incluso para muchos hombres, una mujer japonesa, Junko Tabei, de apenas metro y medio de altura (1,52 cm), demostró al mundo que el coraje no entiende de género ni de estatura. El 16 de mayo de 1975, Tabei se convirtió en la primera mujer en pisar la cima del techo del mundo. Hasta entonces, solo 38 hombres lo habían logrado.Este 2025 se cumplen cincuenta años de aquella efeméride. Su ascensión no fue solo una conquista alpinística. Fue una declaración de principios. En una sociedad que aún reservaba a la mujer un papel secundario, Tabei levantó la voz desde el punto más alto del planeta. Su gesta fue también un manifiesto de independencia, de resistencia callada y de pasión por la montaña entendida como un espacio de libertad y de igualdad.

Infancia entre montañas, lecturas y silencios

Junko Tabei nació en 1939 en Miharu, una pequeña localidad rural en la prefectura de Fukushima. Era la quinta de siete hermanos y, desde muy pequeña, observadora y reservada, encontraba en la calma y el silencio su refugio natural. Tenía solo diez años cuando, durante una excursión escolar, sintió por primera vez la atracción irresistible de la montaña. Fue en el monte Nasu, una cadena volcánica situada en la prefectura de Tochigi, dentro del Parque Nacional Nikkō. Con sus cinco cumbres, entre ellas el imponente pico Sanbonyari de 1.917 metros, aquel paisaje dejó en ella una huella profunda. Más que una salida escolar, fue el inicio de un vínculo que marcó su vida.

Junko Tabei
Junko Tabei en la cima del Everest, el 16 de mayo de 1975, tras convertirse en la primera mujer en alcanzar el techo del mundo.

La situación económica familiar era modesta. Comprar equipo de montaña era un lujo imposible. Pero eso no la detuvo. Durante sus años escolares, acudía a las excursiones con prendas de abrigo y  botas prestadas y mochilas improvisadas. En lugar de jugar con muñecas, leía revistas de montaña y soñaba con cimas lejanas. En una sociedad que aún educaba a las niñas para ser obedientes y serviciales, Junko ya empezaba a forjar su camino en otra dirección.

Escalar también significaba rebelarse

Tras la Segunda Guerra Mundial, las normas sociales en Japón seguían limitando el papel de la mujer, y el alpinismo era uno de los tantos terrenos vedados para ellas. No obstante, Junko Tabei, a los veinte años, logró acceder a la Universidad para Mujeres Showa, en Tokio, una institución exclusiva para mujeres, donde estudió Literatura Inglesa y se graduó en 1962.

Junko Tabeei
Junko Tabei fue una mujer que rompió barreras en el alpinismo y abrió camino con determinación.

Al terminar sus estudios, retomó su pasión por la montaña y se unió a varios clubes de escalada dominados por hombres, una decisión que no fue bien recibida por todos. Mientras algunos montañeros veteranos la aceptaron sin objeciones, los más jóvenes la criticaban y llegaban a acusarla de querer encontrar marido entre los escaladores. Una ironía que el destino convertiría en anécdota, pues allí conoció a Masanobu Tabei, una figura respetada del montañismo japonés, con quien se casaría en 1965.

Pero Junko no estaba dispuesta a escalar bajo condiciones impuestas. Cansada de los prejuicios y de la condescendencia, fundó en 1969 su propio club, el Ladies Climbing Club: Japan, con un lema inspirador: “Vamos a una expedición al extranjero por nosotras mismas”.

Con ese espíritu desafiante, reunió a un grupo de mujeres decididas, muchas de ellas amas de casa, maestras o funcionarias. Lo suyo era una revolución silenciosa. Subir montañas para reclamar un espacio, para romper estereotipos, para desafiar los mandatos sociales desde las alturas. Y entonces llegó el Everest.

Tabei Junko Memorial Hall,
La ropa técnica que Junko Tabei utilizó en su ascensión al Everest en 1975 puede verse hoy en el museo dedicado a su figura en Tamura. (Copyright/Tabei Ayako Memorial Hall)

Annapurna III: el ensayo decisivo

En 1970, Junko Tabei lideró su primera gran expedición al Himalaya al Annapurna III (7555m). Bajo la dirección de Eiko Miyazaki, su equipo fue pionero en intentar la poco explorada ruta sur de la montaña. Las condiciones no fueron favorables, por las intensas nevadas, pero a pesar de todo, el 19 de mayo, Tabei alcanzó la cima. El frío extremo inutilizó su cámara, por lo que no hay fotos del momento. Aquella cima fue una conquista personal. Junko comprendió que no quería volver a una vida gris y trabajos sin sentido. A su regreso a Japón, solicitó el permiso para escalar el Everest a las autoridares de Nepal, que por aquellos años daban permisos a cuentagotas. Tardó cinco años en conseguirlo.

Everest 1975: avalanchas y coraje 

La Expedición Japonesa del Everest para Mujeres (JWEE), liderada por Tabei, no lo tuvo fácil. Eran 15 mujeres, la mayoría sin experiencia en altitud extrema. Nadie las tomaba en serio. Consiguieron el patrocinio del periódico Yomiuri Shimbun y de Nippon Television, pero aun así sufrieron burlas, presión mediática y un sinfín de obstáculos logísticos. Algunas cargaban no solo con sus mochilas, sino con cartas de despedida por si no regresaban.

En la ruta del Collado Sur, a 6.300 metros, una avalancha sepultó el campamento. Junko quedó inconsciente varios minutos bajo la nieve. La encontraron aplastada por su tienda. Se recuperó parcialmente, pero tenía contusiones y estaba agotada. Nadie habría criticado que se diera la vuelta. Pero Junko siguió adelante. No por ego, sino por un sentido del deber colectivo, tal y como recordo al afirmar que “no podía fallarles a las mujeres que me habían confiado su sueño”.

Museo
En el museo dedicado a Junko Tabei en Tamura puede verse gran parte de la correspondencia que mantuvo durante sus expediciones. (Copyright/Tabei Ayako Memorial Hall)

Junko Tabei: Primera mujer en la cima del Everest

El 16 de mayo de 1975, doce días después del accidente, Junko Tabei y el sherpa Ang Tsering alcanzaron la cima del Everest. Allí, a 8.848 metros, desplegaron una pequeña bandera y permanecieron 15 minutos en silencio. No había épica de bandera ni gritos triunfales. Solo un gesto silencioso de victoria que, sin saberlo, cambiaría la historia del alpinismo femenino. Ang Tsering, que en la actualidad vive retirado en su pueblo Namche Bazar, años más tarde fue el jefe de sherpas de la primera expedición  catalana al Everest en el año 1982.

Después de su ascensión al Everest, los medios japoneses la elevaron rápidamente a la categoría de heroína nacional. Fue invitada a programas de televisión, felicitada por autoridades y convertida en símbolo. Pero Junko Tabei se negó sistemáticamente a representar un modelo excepcional de mujer. Rechazaba que se la viera como “la única capaz”. En más de una ocasión, al preguntarle por qué lo había hecho, respondía con calma que “no quería ser la primera mujer en escalar el Everest. Solo quería escalar el Everest”. Con ello, se desmarcaba del estereotipo de mujer fuera de serie y abría camino para que muchas otras se sintieran legitimadas en las cumbres, sin tener que demostrar nada más que su pasión.

Las otras cimas: las Siete Cumbres

Lejos de detenerse en el Everest, Junko Tabei decidió seguir explorando el mundo y sus propios límites. En 1992, se convirtió en la primera mujer en completar las Siete Cumbres, es decir, escalar la montaña más alta de cada continente. Fue al Aconcagua en 1987, al Denali en 1988, al monte Elbrus en 1989, al Vinson en 1991 y a la Puncak Jaya en Oceanía en 1992, completando el reto iniciado con el Kilimanjaro en 1980. A cada una de estas expediciones llegaba sin patrocinadores millonarios, con equipo muchas veces modesto, pero con una determinación inquebrantable.

En cada viaje, Tabei encontraba nuevas culturas, nuevas montañas, y también nuevas formas de resistir. Dormía en refugios humildes, hablaba con los lugareños y guías, se acercaba a la montaña como una maestra y no como una conquistadora. Siempre llevaba un pequeño cuaderno donde apuntaba pensamientos, coordenadas, nombres de flores y silencios.

Junko Tabei
Junko Tabei falleció a los 77 años, víctima de un cáncer que le fue diagnosticado varios años antes, sin dejar nunca de escalar. (Copyright/Tabei Ayako Memorial Hall)

Ecologista antes de que fuera tendencia

A medida que envejecía, su compromiso con la montaña se volvió también ambiental. En los años 90 empezó a alarmarse por el deterioro del Everest, invadido por basura y desechos. Se formó en estudios ambientales en la Universidad de Kyushu y lideró campañas de concienciación y limpieza. Fundó el Himalayan Adventure Trust of Japan, que promovía expediciones de recogida de residuos tanto en Japón como en el Himalaya. Decía que escalar una montaña no era un derecho, sino un privilegio que debía ejercerse con responsabilidad.

Junko Tabei fue diagnosticada con cáncer en 2012, pero no dejó de ir a la montaña. Mientras pudo, siguió haciendo rutas por los Alpes japoneses, a menudo acompañada de estudiantes o niños. Su trayectoria fue un testimonio de firmeza. Incluso en los últimos meses de su vida, Junko Tabei, que falleció el 20 de octubre de 2016, conservó intactos el aliento y la determinación. Aquel mismo año, aún tuvo fuerzas para ascender el Saddle Peak (732 m), el punto más alto de las islas Andamán, en la India, y el monte Kerinci (3.805 m), la cumbre más elevada de Sumatra, en Indonesia. Su legado permanece vivo en libros, documentales y, desde abril, en un museo inaugurado en su honor en la ciudad de Tamura, en la prefectura de Fukushima. Su vida no solo dejó huella en las cumbres que alcanzó, sino también en la convicción de que la montaña es un lugar que ella, como pionera, ayudó a conquistar para las mujeres.

Museo para recordar a Junko Tabei

Desde el 25 de abril de 2025, la ciudad de Tamura, en la prefectura de Fukushima, alberga el Tabei Junko Memorial Hall, un museo dedicado a preservar y compartir el legado de la primera mujer en conquistar el Everest. La exposición reúne parte de su ropa, material original de alpinismo y una valiosa colección de diarios escritos de su puño y letra. Es una muestra íntima y cálida que
invita a descubrir no solo a la alpinista, sino también a la mujer que había detrás de cada cima.

La entrada es gratuita, una forma de asegurar que su historia esté al alcance de todos.

Ubicación: Centro de Visitantes 2F, 350-1 Aza Ishibata, Oaza Nishiho,
Miharu-cho, Tamura.

 

  • Newsletter Turiski

    Recibe cada jueves toda la actualidad outdoor en tu correo electrónico.

  • Miquel Ribas

    Periodista y Editor de Turiski