Una ruta ideal para ciclistas barceloneses que buscan una buena dosis de aventura sin salir de la ciudad. Desde la misma plaza Kennedy, en el extremo alto de la Avinguda Tibidabo, esta propuesta circular de 53 kilómetros y 1.020 metros de desnivel conecta los rincones más solitarios de la Serra de Collserola con los tramos ondulados y boscosos de la Serra de Galliners.
Gravel metropolitano en Barcelona
La excursión combina pistas de grava, tramos de asfalto, caminos históricos y antiguos trazados ferroviarios. Técnica, entretenida y con buenas vistas del Vallés y de la Barcelona verde. Ideal para salir temprano y volver con la sensación de haber hecho algo grande, sin haber tomado el coche.

| Ficha técnica de la ruta | |||
|---|---|---|---|
| Tipo de ruta Circular (Gravel) |
Distancia 53 km |
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| Desnivel + 1.020 m |
Desnivel – 1.020 m |
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| Altitud máxima 434 m |
Altitud mínima 130 m |
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| Dificultad Moderada |
Tiempo estimado 3 h 15 min (en movimiento: 2 h 56 min) |
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| Punto de inicio plaza Kennedy (Barcelona) |
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Track GPS
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Subida clásica y cruce de Vallvidrera
El recorrido comienza con un clásico: la subida por la Avinguda Tibidabo hasta enlazar con la Carretera de les Aigües. Pronto dejamos el asfalto para adentrarnos por la pista de grava de la derecha que trepa hacia la carretera de Vallvidrera. Este primer tramo, corto pero con pendiente, nos conecta con las primeras vistas y una transición rápida al espacio natural de nuestra ruta gravel para descubrir la cara menos conocida del entorno verde de Barcelona.
Desde Vallvidrera, el track se adentra en la montaña para iniciar una bajada rápida y algo técnica -atención al firme suelto- que nos deja a orillas del pequeño y fotogénico pantano de Vallvidrera. Pocos lugares tan cercanos a la ciudad transmiten esa sensación de evasión.

Cruzar el Vallés pedaleando
Tras rodear el pantano, el itinerario encadena unos 12 kilómetros de asfalto que nos permiten ganar ritmo mientras cruzamos La Floresta y Sant Cugat. Es un tramo de transición, pero con encanto suburbano y algún que otro repecho inesperado.
La entrada a Serra de Galliners se produce en el km 21, cuando abandonamos el asfalto para volver a la tierra. Desde aquí, el terreno pica constantemente hacia arriba. Las pistas forestales se abren paso entre bosques y urbanizaciones dispersas, hasta llegar al Coll de la Creueta. Aquí comienza un descenso largo y pedregoso que nos acerca a Sant Quirze del Vallès. La grava es traicionera, así que conviene regular la velocidad para evitar sorpresas.

Por la vía verde del antiguo tren
Ya en Sant Quirze, enlazamos con un tramo de la Via Verda del Vallès, que aprovecha el antiguo trazado ferroviario entre Bellaterra y Sabadell. Este tramo, convertido en corredor verde, remite a una época en que los trenes cruzaban silenciosamente esta llanura. En 1995, el trazado fue clausurado para desviar el tren por la Universitat Autònoma. Hoy, en bicicleta, es una delicia.

Regreso con ascenso final
Tras cruzar la AP-7, volvemos a entrar en la Serra de Collserola. En el km 37, cometí un error en el track al seguir recto cuando hay que girar a la derecha para cruzar la riera de Sant Cugat. Una vez rectifiqué, comienza el tramo más exigente: desde el km 38 hasta el 49 no se deja de subir. Un esfuerzo que se ve recompensado al llegar al parking de Can Borni, punto más alto del día con 434 metros.
Desde aquí, la última bajada por pista y algún tramo urbano nos devuelve a la plaza Kennedy. Una ruta circular completa, variada y muy gratificante que, en ocasiones, demuestra que no hace falta salir de Barcelona para vivir una gran aventura gravel.



