El aventurero Antonio de la Rosa dio a conocer su nuevo desafío. Se trata de uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera. Su objetivo es cruzar el legendario Paso del Noroeste a remo, en solitario y sin asistencia, a bordo de una embarcación tipo paddle surf especialmente diseñada, capaz de transformarse en trineo para desplazarse sobre el hielo. La ruta conecta el Atlántico con el Pacífico a través del Océano Ártico canadiense. La travesía está prevista que dure alrededor de dos meses y comenzará desde la isla de Baffin, cuya localidad más grande es Iqaluit, capital del territorio canadiense de Nunavut, aunque De la Rosa decidirá el punto exacto poco antes de comenzar la expedición.
La expedición, programada para el verano de 2026, se desarrollará entre julio y septiembre y supondrá un desafío extremo en lo deportivo, con un marcado foco en el impacto del cambio climático.
Paso imposible que hoy es posible
Durante más de tres siglos, el Paso del Noroeste fue el gran enigma de la exploración naval. Esta ruta conecta el Atlántico con el Pacífico a través del Ártico canadiense y durante mucho tiempo permaneció bloqueada por hielos permanentes y plagada de témpanos. Españoles, franceses, ingleses y escandinavos se lanzaron a la búsqueda de una vía “rápida” hacia Asia que evitara el arriesgado paso por el estrecho de Magallanes o la travesía terrestre en Panamá. El resultado fueron decenas de expediciones fallidas y cientos de marineros muertos, lo que le valió el sobrenombre de “el paso imposible”.
La situación cambió en 1906, cuando el explorador noruego Roald Amundsen (1872-1928), que más tarde alcanzaría el Polo Sur, completó la travesía con una pequeña embarcación y una tripulación experta en navegación polar. Aquel logro puso fin a siglos de incertidumbre, aunque el Paso siguió siendo una ruta inhóspita y extremadamente difícil.
Más de un siglo después, el cambio climático y el retroceso del hielo han transformado lo que era impracticable en una posibilidad real. La ruta continúa siendo un entorno extremo y lleno de desafíos, pero también se ha convertido en un símbolo de las profundas transformaciones que vive el planeta. Ahora, Antonio de la Rosa quiere reabrir este capítulo de la exploración con un planteamiento radicalmente distinto: cruzarlo en solitario, a remo y sobre una tabla de paddle surf diseñada especialmente para la misión.
Prototipo único para una travesía extrema
La embarcación ya se encuentra en fase de fabricación. Será un prototipo de paddle surf ligero y compacto, con capacidad de almacenamiento para víveres y equipo de navegación. La travesía podría prolongarse más de dos meses, dependiendo de las condiciones de la banquisa y de las rutas que permitan los hielos. La distancia total oscilará entre 2.000 y 3.000 kilómetros, desde el mar de Baffin hasta el mar de Beaufort, aunque el punto exacto de inicio y llegada dependerá del estado del hielo a comienzos del verano.
“Un reto de este calibre -explicó Antonio- requiere no solo experiencia previa en expediciones polares, sino también una enorme capacidad de resistencia mental. El objetivo es demostrar que lo que durante siglos fue imposible hoy se ha transformado en posible por efecto del cambio climático”.
Aventura con conciencia climática
El proyecto de Antonio de la Rosa no se limita a la gesta deportiva. La expedición busca dar visibilidad a los efectos reales del cambio climático en el Ártico. El deshielo acelerado ha reducido drásticamente la extensión del hielo marino, permitiendo abrir rutas antes impracticables y generando nuevas oportunidades de navegación comercial, pero también enormes desafíos ecológicos, sociales y geopolíticos.
El propio De la Rosa lo resumió destacamdo que “quiero comprobar in situ la realidad de ese cambio climático o calentamiento global transitorio que ha transformado el Paso del Noroeste en una ruta posible. Será una forma de transmitirlo a la sociedad desde la experiencia directa”.
Una trayectoria marcada por los grandes océanos
Antonio de la Rosa ha convertido la aventura en un altavoz de inspiración y concienciación. Su historial incluye expediciones polares y oceánicas, entre ellas la travesía del océano Pacífico en 2019 en SUP, un reto de 4.750 km entre San Francisco y Hawái que culminó en 76 días en autosuficiencia. También ha unido el Polo Sur con el Atlántico y el Pacífico, y ha superado desafíos en algunos de los entornos más hostiles del planeta.
Con este nuevo proyecto vuelve a situar el foco en la exploración moderna con propósito ambiental: descubrir, resistir y transmitir. La cita está marcada para el verano de 2026, pero el proyecto ya está en marcha. El diseño de la embarcación y la preparación logística son los primeros pasos de un desafío que promete dejar huella.

Contexto | La hazaña de Roald Amundsen
En 1903, el noruego Roald Amundsen inició la primera expedición que consiguió completar el Paso del Noroeste. Lo hizo con el velero Gjøa (21 m) y seis tripulantes, apostando por una embarcación ligera y de poco calado.
La ruta avanzó por la bahía de Baffin y los estrechos de Lancaster, Peel, James Ross y Rae hasta el actual Gjoa Haven (Nunavut),
donde la tripulación pasó dos inviernos (1903–1905) bloqueada por el hielo. Así unieron por primera vez Atlántico y Pacífico a través del archipiélago ártico canadiense, completando el Paso en agosto de 1905.
Durante la expedición realizaron observaciones sobre el magnetismo terrestre y convivieron con los inuit netsilik, de quienes aprendieron técnicas clave de supervivencia: vestimenta adaptada, desplazamiento sobre hielo y trineos con perros.
Reanudada la navegación estival, el Gjøa alcanzó Nome (Alaska) en 1906. Amundsen recorrió además 800 km hasta Eagle City para telegrafiar el éxito. La experiencia -en especial el uso de perros- sería determinante en su conquista del Polo Sur en 1911.



