Andrea Lanfri es el tercer doble amputado de pies que hace cima en el Everest

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Andrea Lanfri Everest
Andrea Lanfri, mostrando una de sus dos prótesis y Luca Montanari en la cima del Everest. (Copyright/ Team Landri)

Andrea Lanfri se convirtió en el tercer alpinista amputado en hacer cumbre en el Everest, tras el neozelandés Mark Inglis, en 2006, y el chino Xia Boyu, en 2018.

El alpinista italiano Andrea Lanfri se convirtió en el tercer montañero con doble amputación en las piernas que asciende al Everest. El guía de montaña Luca Montanari le acompañó en la hazaña junto a varios sherpas de los cuales no se facilitó el nombre de la agencia nepalí Satori Adventures. Lanfrí, que utilizó oxigeno como el resto del equipo, hizo cima el 13 de mayo a la seis de la mañana hora local. Los dos alpinistas dobles amputados en llegar a la cumbre del mundo antes que él fueron el neozelandés Mark Inglis, en 2006, y el chino Xia Boyu, en 2018. La gesta de Lanfri, atleta paralímpico, aún tiene más valor ya que el transalpino le faltan siete dedos de las manos.  

Andrea Lanfri sufrió en 2015 una meningitis fulminante que le dejó sin parte de las dos piernas y siete dedos de la dos manos   

La historia de Andrea Lanfri, 35 años, se remonta a 2015, cuando tras una meningitis fulminante perdió ambas piernas y siete dedos de las manos, tras pasar un mes en coma. En lugar de hundirse, Lucca afrontó la vida como un nuevo reto. Sólo dos años más tarde obtuvo una medalla de plata formando parte del equipo italiano de 4×100 m T42-47 en el Campeonato del Mundo de Atletismo Paralímpico Londres 2017

Andrea Landri Everest
Andrea Lanfri ascendiendo al Everest y por encima de los ochomil metros. (Copyright/ Team Landri)

Andrea y Luca ascendieron el Everest por la ruta clásica de la cara sur, equipados con material de expedición proporcionado Ferrino, marca de la cual el atleta paralímpico es embajador.  La aventura del Everest comenzó el 24 de marzo, con Lanfri y Montanari realizando el trekking de aproximación al campo base del Everest, 5.300 metros, desde la ciudad de Luka. La pareja y el resto de su equipo iniciaron entonces el proceso de aclimatación, que incluyó primero ascender al Lobuche, 6.100 metros, y posteriormente subir hasta el campamento 3 del Everest, a 7.200 metros de altura, antes de regresar a Namche Bazaar, a 3440 metros, para recuperar fuerzas.

Pero ¿dónde narices estoy?… Nunca en mi vida había pensado que disfrutaría de tanta belleza y felicidad 

Posteriormente regresaron al Everest para iniciar el 10 de mayo el ataque a la cumbre del Everest. Andrea partió con su compañero y los sherpas hacia los campamentos de altura hasta llegar al Collado Sur, a 7900 metros, desde donde dio el salto final hacia la cima. Desde el campo base del Everest, y antes de regresar a Katmandu, Andrea Lanfri habló de su reto.

Andrea Lanfri y Luca Montanari durante el trekking de acceso al campo base del Everest. (Copyright/ Ilaria Cariello)

Antes de comenzar tu aventura en el Himalaya, a la pregunta concreta de cómo te imaginabas en la cima del Everest, preferiste no contestar, y nos dijiste que querías afrontar tu desafío paso a paso. ¿Qué sensaciones tuviste al hacer cumbre en el Everest?

-Una emoción inmensa, un camino, una imagen dentro de mí con la que había estado soñando durante años y por fin estaba allí. Todo con una mezcla de surrealismo, confundido entre el sueño y la realidad. Nunca en mi vida había pensado que disfrutaría de tanta belleza y felicidad. Pero ¿dónde narices estoy?, eso fue lo primero que me pregunté. Mira a dónde llegué. Si no me hubiera vuelto a levantar después de cada caída en el camino que había detrás de mi casa por el que intentaba pasear cuando empecé a andar con las prótesis, cuántas cosas me habría perdido. Todo el esfuerzo, todos los entrenamientos, las personas que conocí a lo largo de este camino, me llevaron a poder experimentar esta alegría. A ellos los doy las gracias. Es una sensación maravillosa.

Si no me hubiera vuelto a levantar después de cada caída cuando empecé a andar con las prótesis, cuántas cosas me habría perdido

-¿Cuál ha sido la parte más difícil del ascenso?

-El descenso. Después del paso Hillary empecé a sentir molestias al caminar en el pie derecho. Incluso pensé que: «Me he roto el pie… Ok, no hay problema, tengo uno de repuesto». La bajada cada vez era más complicada, pero, poco a poco, y con la ayuda de un poco de un rápel, conseguí llegar al Campo 4, muy cansado. Allí, cuando me quité las zapatillas, descubrí cuál era el problema. Se había formado hielo entre las láminas de carbono, lo que impedía el movimiento del pie. Una vez quitado el hielo del pie, aunque en el campamento el viento era muy fuerte, pude dormir unas horas y recuperar fuerzas para el descenso del día siguiente. Por la mañana del C4 bajamos al C2, donde me esperaba una botella de Coca Cola en la tienda. Después, el último día de cansancio y peligro cuando tuvimos que atravesar la cascada de hielo y, por fin, la llegada al campo base.

Andrea Landri Everest
Andrea Lanfri se convirtio en el tercer alpinista doble amputado de la história que hace cima en el Everest.
(Copyright/ Team Landri)

-¿Las dificultades que debiste afrontar son las mismas que las de otros alpinistas o esta escalada te tenía reservados otros obstáculos?

-Además de los problemas de cualquier alpinista, tengo que estar muy atento a los muñones. Si se inflaman o aparecen úlceras, no puedo ponerme la prótesis y, a esa altitud, no sería nada bueno. La experiencia, el entrenamiento y un excelente control de la sudoración hicieron que todo saliera bien. No obstante, usar prótesis a veces puede ser doloroso y siempre resulta molesto. Hay que ser capaz de apretar los dientes y centrarse en el objetivo.

-¿Qué importancia tuvo la tecnología para lograr tu objetivo?

-La tecnología de las prótesis es muy importante, pero, si no le añades una buena dosis de voluntad…la tecnología por sí sola no te cambia la vida. Todavía recuerdo la frase que me dijo mi ortopedista el primer día de prótesis. Aquí están tus pies nuevos y ahora te toca a ti pasearlos. Desde ese momento supe que no iba a ser fácil. Pero pronto empecé a divertirme llevando de paseo a mis nuevos pies de carbono y titanio. Durante una escalada de esta envergadura los momentos de recuperación también son fundamentales. En este sentido resultó fundamental contar con el apoyo y la seguridad de equipos técnicos como las tiendas fabricadas por Ferrino. No me refiero solo a la protección del viento y el frío, sino también de la luz solar, que a esa altitud es realmente cegadora.

-La escalada del Everest fue la culminación de un largo camino. ¿Desde la cima visualizaste en tu interior cuál puede ser el siguiente paso en tu viaje por las montañas?

-Sí, ya está programado. En realidad, el Everest es solo una etapa de mi viaje, la más importante por supuesto, pero una etapa. El proyecto real, «my7summits», continuará con las otras cumbres. ¿La siguiente en la lista? El Kilimanjaro, la montaña más alta del continente africano.

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