Cole Henderson, el montañero estadounidense de 27 años desaparecido desde hace casi un mes en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, ha sido localizado sin vida por efectivos del GREIM y la UME en la cara norte del Monte Perdido de .3.355 metros y tercera cima en altura de los Pirineos.
Natural de Estados Unidos y residente en Ámsterdam, Henderson había emprendido en solitario una ruta de senderismo por el macizo de Ordesa el pasado 9 de julio, después de estacionar su coche de alquiler en las afueras de Torla. A las 14.00 horas de ese mismo día, comunicó a un amigo que dejaba el vehículo y se adentraba en el parque. Después, puso su teléfono en modo avión y no volvió a dar señales de vida.

Días más tarde, tras no presentarse a su vuelo de regreso a Países Bajos previsto para el sábado 12 de julio, su entorno dio la voz de alarma. La Guardia Civil encontró su vehículo tal y como lo dejó, sin señales de que hubiera regresado.
Despliegue de búsqueda a gran escala
El operativo de rescate comenzó oficialmente el 14 de julio, cuando la Comandancia de la Guardia Civil de Huesca puso en marcha una Operación de Rescate Complejo (ORC), dada la magnitud del terreno y la falta de pistas claras. Desde entonces, efectivos de múltiples unidades se desplegaron en el Parque Naciona de Ordesa y Monte Perdido, que abarca más de 15.500 hectáreas, con el objetivo de dar con su paradero.
Participaron unidades GREIM de Huesca, Panticosa, Boltaña, Jaca, Benasque, Teruel, Tarazona, Navarra y Viella (Lleida), además de medios aéreos, drones, perros de búsqueda y guías caninos. Se batieron sin descanso los tres grandes sectores del parque: Ordesa, Añisclo y Pineta, incluyendo zonas de alta montaña, cañones escarpados y áreas de muy difícil acceso.
También se incorporaron al dispositivo equipos especializados como PEGASO (Policía Especialista en Gestión Aeronáutica y Seguridad Operacional) y GEAS (Grupo de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil.

La UME refuerza el dispositivo
El pasado 2 de agosto, ante la dificultad de la operación y la falta de resultados, se incorporó al dispositivo la Unidad Militar de Emergencias (UME). Este cuerpo aportó especialistas en montaña, operadores de drones, efectivos del servicio cinológico y medios aéreos propios, lo que permitió aumentar la capacidad de rastreo en los tramos más comprometidos del parque.
La colaboración entre Guardia Civil y UME permitió una exploración aún más intensiva en las zonas de máxima exigencia técnica, donde se concentraron los esfuerzos durante los últimos días.
Localizado en la cara norte del Monte Perdido
Finalmente, a las 13:15 horas del jueves 8 de agosto, efectivos del GREIM y de la UME localizaron un cuerpo sin vida en una zona escarpada de la cara norte del Monte Perdido, con una caída de unos 200 metros de altura, en el término municipal de Bielsa.
La evacuación se realizó con un helicóptero de la Unidad Aérea de Benasque, mediante maniobra de ciclo grúa hasta la helisuperficie de Boltaña, donde esperaban los servicios funerarios. El cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Zaragoza, donde se procederá a confirmar oficialmente la identidad del joven desaparecido.
Sin margen para el rescate
La zona donde fue localizado el cuerpo es de difícil acceso, lo que sugiere que Henderson podría haber sufrido una caída fatal durante su travesía en solitario. Las autoridades aún no han confirmado las circunstancias exactas del accidente, aunque se descarta cualquier indicio de criminalidad.
Con el hallazgo, se pone fin a una operación de búsqueda de 26 días, en la que han participado decenas de profesionales de alta montaña en uno de los escenarios más complejos del Pirineo aragonés.

Ávido mochilero”, así se describía Cole HendersonCole Henderson, de 27 años, era mucho más que un joven ingeniero. Nacido en Estados Unidos y residente en Ámsterdam, trabajaba como DevOps en Dexter Energy, donde -como él mismo explicaba en su perfil profesional- contribuía a «construir la inteligencia artificial de hoy para la energía del mañana». Se había graduado con honores en informática en el Rhodes College de Tennessee. Pero más allá de su carrera tecnológica, Cole era un aventurero nato, con una profunda conexión con la naturaleza. Así lo reflejaban sus redes sociales, que dibujaban el retrato de un mochilero apasionado por descubrir el mundo paso a paso. Había recorrido el Tour du Mont Blanc cruzando Suiza, Italia y Francia, practicado esquí en Breckenridge (Colorado), hecho senderismo en el Parque Nacional Badlands, en Dakota del Sur, y participado como voluntario en Costa Rica. Se definía como un «ávido mochilero», alguien que encontraba en los paisajes y caminos del mundo algo más que aire libre: una forma de vida. El Pirineo aragonés fue su último destino. Ordesa y Monte Perdido, escenario trágico de su última aventura, quedarán para siempre ligados a su memoria. |