Ruta Pruedo–Montcasau en e-bike: 38 km, +1.081 m, túneles y descenso por Eth Sanglier

Hice una pequeña escapada a la Val d’Aran y quise arrancar con una ruta de bicicleta de montaña, en este caso e-bike, que mezclara paisaje alpino, un punto de aventura y una pizca de historia de montaña. Esta vuelta de Pruedo–Montcasau lo tiene todo. Salgo de Baqueira Beret por el camí de Ruda, aunque la ruta puede arrancar también en Arties: basta con remontar el Valarties hasta Pont Ressec y la Cabana de Loseron para enlazar con Pruedo. El kilometraje cambia un suspiro; el espíritu de la vuelta es el mismo.

En mi caso, desde Baqueira voy ganando altura por el camí de Ruda hasta asomarme al Aiguamòg, un valle precioso que ya anticipa lo mejor y lo más serio del día. No es una ruta dura por rampas imposibles. Es una ruta que pide cabeza y concentración en los tramos expuestos por respeto al terreno de alta montaña.

Hay tramos estrechos junto al barranco donde la concentración manda. El último acceso a a los lagos de Montcasau -en aranées estanhs de Montcasau-​​ puede obligar a empujar la e-bike; y aparece esa sensación de alta montaña que te pone en tu sitio. La guinda son dos túneles y el rastro de un pequeño ferrocarril de los años 50, una sorpresa histórica entre pinos y granito.

Al regresar, el recorrido me pone delante una elección clara: pista a Arties si busco seguridad y ritmo constante, o sendero de Pruedo + Eth Sanglier si me apetece técnica fina y un descenso de 4 km que pide respeto. Yo opto por lo segundo, pero con tranquilidad. Mirada lejos, frenos dosificados y pie al suelo si dudo. Si te gusta la montaña con carácter y cabeza fría, aquí vas a disfrutar de verdad.

Camino de Ruda hasta los Baños de Tredòs

Arranco en Baqueira, enlazo el camí de Ruda hacia Tredòs y, tras cruzar el pont deth Ressec, tomo el desvío que se encarama por la ladera. La pendiente es firme y sostenida; con la e-bike se sube con ritmo hasta la carretera de los Baños de Tredòs.

En el aparcamiento, sigo el track paralelo al Arriu d’Aiguamòg. Es un tramo precioso, pero técnico y muy concurrido por senderistas: acabo poniéndome pie a tierra varias veces. Prefiero no forzar la convivencia ni romper el ritmo, así que doy media vuelta y elijo la pista que usan los taxis del parque para subir hacia Colomers. Es más ancha, con algo de piedra suelta, pero permite progresar rápido y seguro mientras el valle se va abriendo.

Hacia Pruedo y los Estanhs de Montcasau

Más arriba, dejo a la derecha un cruce clave que luego me servirá para bajar a Salardú. Continúo por una pista entre prados de altura, por encima de la Cabaña de Pruedo, hasta enfilar el tramo final hacia los lagos. Los últimos 500 metros son poco ciclables. Con el peso de la e-bike, empujar se hace notar; si el modo “walk” falla, no compensa pelearse con la pendiente. Yo dejo la bici a buen recaudo y subo andando.

Arriba me esperan los Estanhs de Montcasau: agua quieta, siluetas de cumbres (Tuc de Salana, Tuc de Saslòsses) y ese silencio alto que te obliga a parar. Bocadito, trago de agua y un par de fotos: momento favorito del día.

Túneles, historia y un descenso que exige cabeza

Toca deshacer unos metros hasta el cruce y valorar la bajada. Si busco tranquilidad, la pista hacia Arties —por la Cabana de Loseron y el aparcamiento de Pont Ressec— es la opción lógica: rodadora y segura, perfecta si voy justo de técnica o me impone la exposición. Hoy, sin embargo, me apetece apretar un poco y tomo el sendero de Pruedo para enlazar con Eth Sanglier.

Entro muy concentrado: la primera parte es llana pero aérea, con barranco a la izquierda; aquí no hay margen para el despiste. Mirada lejos, frenos dosificados y, si en algún punto dudo, pie al suelo. Prefiero perder segundos a perder ganas de volver. Conviene recordar que en junio hubo un accidente mortal en este tramo. No es un sitio para relajarse.

Por el camino aparecen dos túneles excavados en la roca. Se pueden pasar sin luces, pero con una luz delantera todo es más cómodo. Me gusta saber que estas trazas nacieron en los años 50 para un pequeño ferrocarril de obra que abastecía la presa de Montcasau: un trocito de arqueología industrial escondido entre pinos y granito.

Eth Sanglier (azul): 4 km de disfrute con respeto

Superada la sección más delicada, enlazo con la pista azul de Eth Sanglier. Son 4 km de curvas y tramos técnicos muy bien trazados: dan juego sin necesidad de ir al límite. Las manos acaban calientes, las pastillas huelen a trabajo bien hecho y la sonrisa aparece sola.

En Salardú hago una pausa rápida para beber y revisar presiones, y cierro el círculo remontando por la pista de Ruda hasta Baqueira. Termino con ese cansancio feliz que solo dejan las rutas completas: paisaje, cabeza y un poco de adrenalina.