Antonio de la Rosa engañado y amenazado por el capitán del barco de apoyo

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Antonio de la Rosa
Antonio de la Rosa junto a la tumba de Ernest Shackleton en el cementerio de Grytviken, que se encuentra al sudeste de la antigua estación ballenera abandonada de Georgia del Sur. (Copyright/Posovisual)

Antonio de la Rosa de puño y letra narra la desagradable peripécia que sufrió a manos del capitán Ezequiel Sundland, que era su teórico barco de apoyo, en su Desafío Antártico.   

LA CRÓNICA «Antártico Remando en Solitario» por Antonio de la Rosa.

Esta es la verdadera historia, la que nunca hubiera querido tener que contar ni escribir.
Muchos me habéis preguntado que cual fue la parte más difícil de esta expedición, sin duda la más difícil, complicada y comprometida, por muchos aspectos, de mi vida. ¿Qué pensáis, el clima, los vientos, las grandes olas, los problemas electricos en el barco, la soledad, el miedo?. Pues sorprendentemente nada de esto, incluso nada que tuviera que ver directamente con mi desafío personal o mi Ocean Defender.

La peor parte de esta expedición, subrayo, la peor parte con mucho fue la que tuvo que ver con un «barco de apoyo » que tuve que contratar por varios motivos que expongo. Cuando decidí hacer esta expedición, posiblemente hace ya unos 3 años, tuve que realizar varias mejoras en muchos aspectos.

Georgia del Sur
Antonio de la Rosa está viviendo Grytviken a la espera de poder marchar de la isla. (Copyright/Posovisual)

Lo primero realizar modificaciones importantes en el Ocean defender, iba sin duda al océano mas hostil del planeta, ese lugar que solo con pronunciarlo entre marineros da miedo, «Cabo de Hornos» «Mar de Hoces” o “Estrecho de Drake”, “Océano Glaciar Antártico», pone los pelos de punta a cualquier navegante, allí han naufragado cientos de barcos, algunos muy grandes y puede llegar a ser la peor pesadilla para cualquiera.

«La parte más difícil y complicada de la expedición fue con el capitán Ezequiel Sundland, patrón del barco de apoyo que debía llevar por obligación»

 Un detalle muy importante es la posibilidad de rescate, en cualquier Océano hay barcos en todos los lugares. Yo he cruzado el Atlántico y el Pacífico a remo sin ninguna asistencia pero es verdad que esté donde esté siempre hay barcos por «ahí» que te pueden auxiliar si tienes una emergencia grave, es la ley del mar de obligado cumplimiento, el rescate de quien lo necesita.

Con suerte puedes tener ayuda de alguien que estuviera cerca y conseguir un rescate en 4-6 horas, pero si tienes mala suerte y coincide que el clima es demasiado malo o el barco más cercano está a muchas millas ese rescate puede llegar a tardar de 48 a 72 horas, pero es posible y seguro, alguien llegara en algún momento.
En el Océano Glaciar Antártico esto no pasa, no existe apenas navegación salvo algún crucero turístico que va a la Antártida, algún velero que también lleva a clientes y poco más, es un océano en el que salvo las líneas del Estrecho Magallanes – Islas de la Península Antártica no hay casi nadie, puedo estar navegando a 1.000 km de la embarcación más cercana y nunca llegaría un rescate.

Antonio de la Rosa
Antonio de la Rosa al comiendo de su Desafío Antártico. (Copyright/Posovisual)

Debido a esto, unido a que el Comité Polar Español me propuso contratar un barco de seguridad, y también me lo obligaban para salir oficialmente desde la costa Chilena, decidí buscar algún velero que pudiera hacer la ruta conmigo porque además quería llevar a la productora Posovisual para seguir con la filmación del documental que estamos preparando, y era importante tener imágenes externas de esos previsibles vuelcos con el Ocean Defender y navegaciones en mares embravecidos, que no tengo.

Por último, lógicamente una vez que consiguiera concluir mi expedición en Georgia del Sur, necesitaba traer de vuelta mi querido y costoso Ocean Defender.
Tengo buena relación con varios aventureros que han estado en la Antártida y Georgia del Sur con diferentes aventuras, Sebas Álvaro, Alex Txicon, etc… Precisamente coincidiendo en un evento con este último y su buen amigo Ignacio, le pregunté a éste por el contacto de la persona con la que habían bajado a la Antártida y me pasó el de un señor al que no voy a nombrar por si incurro en algún delito al mencionarlo, un tipo alto y desgarbado con residencia en Calafate, argentino pero que ha vivido con su familia durante muchos años en un barco, y que como detalle curioso, no le caen muy bien sus compatriotas, ni los españoles claro ,suele operar desde Chile o Folklads/Malvinas que es donde tiene su empresa registrada, cuentas en Suiza, lo normal en un tipo transparente. Bueno, me han confirmado que no es delito mencionarle, lo hacen los famosos asi que este tipo se llama Ezequiel Sundland.

Ocean Defender
Estado en el que quedó el Ocean Defender, tras su defectuoso traslado hasta la Isla de Georgis del Sur. (Copyright/Posovisual)

Su embarcación,el Ypake II, un velero de acero de 50 pies color naranja, duro a la vez que incómodo, con muchos peros pero idóneo para acompañar una aventura de este tipo. Llamé muy ilusionado a este, a partir de ahora Capitán, por Whatsapp y hablé con un tipo también muy ilusionado, o tal vez fue mi impresión, al que curiosamente le parecía un poco de locos mi propuesta de aventura pero fue el primero que me dijo que era posible, bien.

Acordamos un precio que os aseguro es desorvitadísimo pero también es lo más barato que se puede conseguir para el tipo de trabajo que tenía que realizar, hablando con mis colegas es lo que hay en esas latitudes, los viajes antárticos están de moda y los pocos barcos que hacen estas rutas se aprovechan de ello y piden precios que están disparatadísimos para mi punto de vista, pero la gente los pagamos con lo cual toca volver a romper la hucha y buscar sponsors por un sueño más, como lo llevo realizando toda mi vida.

Esta expedición estaba planteada para haberla realizado a finales del año 2021 como recordaréis, el verano antártico pasado, pero debido a problemas varios como el retraso del contenedor con el barco y a un contagio de Covid tuvimos que posponer la expedición a este año.

El velero Ypake II del capitán Ezequiel Sundland en el que estuvo embarcado el filmaker Alfonso d’Ors que seguia la aventura completa de Antonio de la Rosa.  (Copyright/Posovisual)

El año pasado viajaron algunos amigos conmigo para acompañarme en la primera parte de esta aventura, la travesía a remolque desde Punta Arenas, lugar de llegada del contenedor, con el Ocean Defender hasta Puerto Williams, punto de salida ya que es donde se encuentra la capitania Maritima de la región mas Austral de Chile, aunque en realidad el comienzo a remar seria desde el vértice sur de esta región, Cabo de Hornos.

Algunos otros amigos no pudieron venir debido a las grandes restricciones que había por el Covid a nivel administrativo, el barco en principio tenía sitio para 10 personas, 3 de tripulación y 7 clientes, ajustadito cuando ves el interior del barco ese espacio…

Volvamos a este año, lo único bueno del capitan fue que me mantuvo el precio por no haber podido hacer nada debido al Covid, estuvimos casi un mes fondeados en Puerto Williams sin movernos, eso sí, comimos y tal, pero os aseguro que el precio que pagué da para pagar la comida del mejor restaurante del mundo y mucho más, jeje. Convivimos con el Capitan y su hijo durante este mes y aunque en algunos momentos surgían pequeños roces, nada desdeñable, pasar de manera forzosa un mes en un barco fondeado a 100 metros de la costa sin poder salir no es nada agradable y es normal que a veces surjan rocecillos, que ya ni se recuerdan.

Lo único que me propuso en el mes de abril es que me tendría que subir 10.000 euros más para este año por el incremento del combustible, comida, sueldos, esto último es gracioso, pero si le pagaba la totalidad del dinero que faltaba antes de julio me descontaba esos 10.000, un detalle por su parte, le venía bien tener ese dinero 8 meses antes para hacer arreglos y «mejoras» en el barco.

También me propuso que evitáramos tener nadie más en el barco salvo los imprescindibles para abaratar costos pero sobre todo para evitar problemas, eso es buena idea la verdad, cualquier problema que hubiera en este barco que en principio me acampañaría toda la expedición, podría afectar a ésta directamente, si por ejemplo alguien en el barco se rompe una pierna tendríamos que regresarnos todos. Finalmente solo viajaría Alfonso de Posovisual para filmar el documental.

Tras esta larga introducción, pero creo que necesaria, vamos a la expedición 2022-2023.
El objetivo era intentar mantener las fechas del año anterior, Noviembre-Diciembre, pero como mi expedición no tenía unos plazos fijos de ida y regreso, yo estaba pagando por 2 meses, el capitan me propuso retrasarlo para salir sobre el 20 de Diciembre y dejar mi  expedición, Antártico remando en solitario, para el final, así no teníamos problemas de otros viajes posteriores, enero y febrero, y el no haría más viajes posteriores, ok, por mi perfecto ese plan es ideal. SIN PRISA…70 días, gracias…

Fueron pasando los meses y el capitan realizó dos o tres viajes a Georgia del Sur, alguno con grandes problemas personales como he sabido posteriormente…
Un mes antes de mi viaje a Puerto Williams ya fue retrasando el momento de la salida, que hacía años que no pasaba las Navidades con la familia y que no estaría en Puerto Williams hasta finales de año, bueno, no me voy a poner serio con lo que hablamos que me estaba haciendo el descuento milagroso, ok, estaría 15 días antes para alistar todo e intentar salir el primer momento que se pudiera con lo que mantuve mi viaje para mediados de diciembre a Chile.

También, para sorpresa mía, un par de meses, antes me mandó el contacto de la administración, en Malvinas, de Georgia del Sur, yo debía de pedir los permisos para realizar el trekking de Shakelton. ¿Cómo? Bueno, que me está haciendo el favor del descuento, perderé un tiempo en solicitar esos permisos, bastante tiempo por cierto, me está saliendo caro el favor…

Tengo que recordar que cuando me «vendió» el viaje de expedición me dijo que estaba incluido para la última parte, ya que era obligatorio por parte de la administración de Georgia del Sur un Guía Internacional de Montaña IAGM amigo suyo de Suiza que me acompañaría en esta travesía, este sería el tercer tripulante del barco, y lógicamente él pedía todos los permisos y pagaba los costes, faltaría más.

Al solicitar el permiso le pregunté por el guía, me contestó que estaba perdiendo dinero conmigo, que podría haber sacado otros viajes ganando más, que me estaba haciendo un gran favor, que era mi mayor sponsor, etc…, vamos, que me busque la vida y no toque las bolas.

Resumen, acuerdo por una cantidad cuantiosa de dinero con el Capitan y su barco, dos  meses de duración, Enero y Febrero y sin prisa. Seguridad y acompañamiento del viaje Puerto Williams-Cabo de Hornos a remolque, Cabo de Hornos-Isla Elefante a remo, Elefante-Georgia del Sur Hakoon Bay a vela, siempre hablamos de este sitio, está en sus mensajes, a vela o como pueda, y travesía a pie desde Hakoon Bay hasta la costa Este siguiendo los pasos de Shakelton, el barco recogería el Ocean Defender de Hakoon Bay y lo llevaría a remolque hasta Storness, costa este y final del viaje. Finalmente retornar a la tripulación y el Ocean Defender desde Georgia del Sur a Puerto Williams.

El 1 de Enero de este año es el primer día que veo al capitan en Puerto Williams, poca comunicación hasta este momento, la justa, dando largas para la salida y sobre todo desde el primer momento muy negativo con mi viaje, que no voy a llegar a ningún lado, que o pongo vela desde el principio o imposible, etc…, nada que ver con la disponibilidad a intentarlo del año anterior. 

También me dejó caer que había contratado viaje para marzo con los gauchos surfistas que van a surfear unas olas en la Antártida, bueno, mientras no afecte a nuestro viaje, si hace un dinerillo extra más este año pues mejor para él, sin problema, me alegro.
Este año el Capitán colocó su barco en muelle de pescadores de Puerto Williams, al otro lado del Micalvi y el Club de vela de Puerto Williams donde suelen ponerse los veleros y estuvimos el año pasado, parece que ha salido a malas por allí también…

Días de despedirnos de la gente en Puerto Williams, que me han tratado extraordinariamente, dejar resueltos los permisos con la salida para la Armada Chilena, actualizando fechas de partida, y grabar cosas con Alfonso, que vino a finales de año.

Finalmente el día 4 de enero salgo a remo desde el club de vela Serena de Puerto Williams, con los niños de la escuela hasta el muelle de pescadores, donde me espera el barco para viajar al día siguiente a remolque hasta Cabo de Hornos.
Intento convencer al capitán para poder salir el 6 de enero de madrugada de Cabo de Hornos aprovechando un buen viento del norte pero de nuevo negativo, que el clima está muy malo y tenemos que hacer dos paradas para llegar a Cabo de Hornos, una en puerto Toro y otra cerca de Hornos, dos días de viaje para algo que se hace en menos de uno, vemos como nos adelantan otros veleros mientras estamos parados, parece que para ellos el tiempo no esta tan malo…

Salida finalmente desde el Oeste de la isla de Cabo de Hornos el 7 de madrugada, un día fantástico, el capitán preocupado por si las corrientes me llevaban a Malvinas, pero consigo a golpe de remo separarme con seguridad de la costa y durante los siguientes tres días, sin apenas viento, esto no parece ese lugar tan peligrosamente anunciado, remo muchísimas horas al día para conseguir avanzar, ya que el norte perdido las primeras 24 horas me estaba pasando factura. 

En los dos primeros días el barco se mantiene muy cerca de mí, casi siempre a la vista y la productora Posovisual puede ir realizando el trabajo contratado, lo normal.
Llegan los siguientes días y el clima cambia a lo lógico, vientos fuertes con predominio del suroeste, grandes olas que me hacen volcar en varias ocasiones, y el barco que desaparece por un día completo al principio, luego por dos días, el capitán empieza a estar de mal humor, que el mar golpea muy fuerte a su barco, que no vamos a llegar a ningún lado, etc.
Continuos mensajes por el Inreach diciéndome lo que tengo que hacer, como si él fuera el expedicionario… desde un velero de 50 pies con calefacción…

Hay que recordar que este señor lleva haciendo viajes por estas agua más de veinte años, su primera visita a Georgia del Sur fue hace 19 años, vamos, que lo que nos ibamos a encontrar me podia sorprender a mi pero ¿a él?. Empieza a enfadarse porque mi AIS no funcionaba bien, un sistema de localización de barcos que sirve sobre todo para que te vean los demás y verles tú. En un principio, él ni sabia que yo tenía AIS.  No es obligatorio para barcos de este tipo. Llevo cuatro sistemas de posicionamiento diferentes por satélite, ellos llevan internet muy bueno en el barco, mi posición se puede seguir en directo por internet, él tiene acceso a los dos  dispositivos satelitales míos y además yo le mandaba mi posición en tiempo real cada poco tiempo, disculpas para alguien que en vez de mantenerse a la capa como me prometió junto a mí, algo que es duro pero para eso cobraba el dinero que cobraba, prefería dejarse llevar, despreocuparse de mí y mi seguridad y estar en ocasiones a más de 200 kilómetros de separación, como para tener una emergencia.

Tengo que decir que en los 26 días que duró la expedición tan solo le vi en 7 ocasiones contadas, las que pudo filmar Posovisual, y además los encuentros eran muy breves, menos de 1 hora.
Tras alcanzar el meridiano de la isla Elefante y teniendo ésta a más de 100 kilómetros al sur, la mala suerte de los primeros días y sus corrientes no me posibilitaron bajar más al sur, y llevando tan solo 11 días de expedición en un viaje que pensamos duraría mínimo 40 días, decido cambiar el rumbo sur hacia el Este y continuar a nuestro destino final, la isla de Georgia del Sur.

Decido que como tengo muchos días, el viaje va por debajo del tiempo calculado, voy a intentar continuar a Georgia del Sur a remo y de momento no poner la vela. Además de que es una maniobra muy arriesgada colocar el mástil en medio de las olas,precisamente esos días anteriores son los que tuve vuelcos peligrosos de 360 grados, tendría que esperar a que el clima esté mejor para realizar esa maniobra.

Al notificárselo al capitan, éste entra en cólera, que eso no puede ser, que nos tenemos que volver a Williams ya que no he conseguido llegar a Elefante, que si eso baje un par de días más al sur hasta el paralelo 60 y luego nos volvemos a Puerto Williams, ¿Cómo? Si llevamos 11 días, ya elijo yo si no le importa a su señoría cómo hago mi aventura… ¿Y estas prisas por volver?? No entiendo nada. “Pon la vela” me dice insistiendo, a lo que le contesto que me dé unos días para intentar navegar a remo y derivar hacia Georgia del Sur, que no tenemos prisa, hay días suficientes y las corrientes y vientos son favorables. “Pues me voy a Georgia y te espero allí” me dice, y dicho y hecho, abre velas, la mayor desplegada a tope y se vaaaaaa.
En las siguientes horas, como si fuera el niño del colegio que se enfada, decide apagar todos los dispositivos de localización, desconectar internet en su barco, y desapareció por más de 24 horas, joooderrrrr.

La preocupación por las otras personas que van en el barco, Alfonso y el ayudante, es grande también, las familias no saben nada y este señor no comunica nada a nadie.
Tras intentos por parte de mi familia y buenos amigos consiguen que la mujer del capitán desde su casa en Argentina contacte con él y al menos diga sus intenciones. Él exige que ponga la vela, y pone un límite de tiempo para llegar a Georgia del Sur, que es el 5 de Febrero, limitando mi viaje «sin prisa» a menos de 1 mes, que si en esa fecha no he llegado a Georgia, que él piensa que es imposible, o no pongo la vela al menos cuando venga a buscarme, se encuentra a casi 200 km de distancia, se vuelve para Puerto Williams conmigo o sin mí… muy amigable todo.

Ha dejado de ser la Expedición de Antonio para pasar a ser la de otra persona y sus normas, pero como no quiero tener a la familia y amigos preocupados, me adapto a lo que sea, siempre lo hice. Ok, decido poner la vela, arriesgando el tipo en un mal día para que cuando llegue el Ypake II, su capitán no se enfade, y navegar con ella rumbo Georgia del Sur, con un tiempo muy limitado para llegar pero se de sobra que suficiente para mí.
Eso sí, hay que olvidarse de hacer la travesía a pie de Shackelton ya que con esa limitación de tiempo sería imposible.

Aparece finalmente el barco y son días de viento suroeste, malos para navegar el Ocean Defender a vela, ya que esta es básica, triangular y que va bien con vientos de través pero con empopada y sin piloto automático ya que se me averió todo el sistema eléctrico sobre el día 9 de navegación y mi única posibilidad es poner rumbos fijos a sotavento o barlovento… unos pocos grados a babor o estribor, navegación básica pero efectiva salvo con viento de empopada, por detrás.

Aparece el barco, me recuerda que el día 5 nos volvemos forzosamente a Puerto Williams, un rato junto a mi para que Posovisual pueda grabar y en poco más de 1 hora vuelve a desaparecer. Tras este encuentro solo lo volvería a ver una vez más, como a los 2-3 días, breve nuevamente, he tenido problemas de inundaciones en el barco, varias roturas de equipamiento pero nada desdeñable que me impida continuar con mi objetivo de llegar a Georgia del Sur.
El ultimo día que le veo me recomienda que ponga rumbo norte ya que vendrán días de viento en esa dirección y me bajarán mucho, yo le digo que esos vientos a mí me van bien para navegar de través en dirección Este hacia Georgia, esa es la última conversación por radio. Ellos se dejan llevar por los vientos y bajan mucho al sur, llegando a estar paralelos a mí pero unos 100 km más al sur.

Me envía mensajes ahora por el inreach, dispositivo satelital de comunicación diciendo que ahora voy muy al norte y cuando los vientos y corrientes me vengan del suroeste me van a subir mucho, le contesto que ya sé yo navegar con el Ocean Defender.
Le recuerdo en varias ocasiones que debería estar más cerca de mí para poder asistirme en caso de necesidad y sobre todo que Alfonso pueda realizar el trabajo que vino a hacer, filmarme. Siempre dice que no puede, que baje yo, que sino tiene que gastar combustible y tiene el justo para volver, etc… Vamos, que nunca pensó llegar hasta aquí nuevamente.

Tengo claro que el capitán siempre pensó que a los tres días de salir de Cabo de Hornos yo me acojonaría, me subiría al barco lloriqueando y que éste sería el trabajo más fácil de su vida, siento haberle jodido sus planes.
A los dos días más o menos me dice que se va para Georgia del Sur y que me espera allí… que vamos para el sur de la isla ya que Hakopon Bay es muy peligroso, que él no entrara allí y que nunca estuvo en esa bahía, ¿cómo? y esto me lo dices una semana antes de llegar a la isla, entonces ¿cómo iba a hacer la ruta de Shackelton que me vendiste? Una nueva mentira para añadir al historial…

Precisamente ese día recibo la negacion por parte del gobierno de Georgia del Sur para poder realizar en solitario la travesia de Shackelton, me quedo un poco más a gusto sabiendo que no tengo permiso en vez de pensar que es porque el capitan se quiere volver pronto o no conoce la bahía de Hakoon… pero la verdad, unas lágrimas de desaliento sí me salen al pensar las vueltas que ha dado mi ilusionada expedición…

Bueno, pues rumbo al sur, a mandar, ahora toca esforzarse más ya que había planificado una perfecta trayectoria hacia Hakoon Bay que se encuentra al norte, a casi 100 kilómetros del sur de la isla. Cuando estoy aún a más de 200 kilómetros del sur de Georgia, unos 2,5 días de travesía según mis cálculos, me manda un mensaje y una posición, que él está dentro de la bahía fondeado hace un día, en concreto en el glaciar Drygalski, bien metidos dentro, a unos 15 o 20 km de la punta más al Oeste de Georgia del Sur, que es la Green Island, vamos, que encima tengo que recorrer más distancia y entrar yo a buscarlos. 

Lógicamente le digo que tienen que venir a verme y grabarme los últimos km al menos y me confirma que cuando esté a 20 millas, unos 35 kilómetros salen a recibirme, ok, me vale. Pues finalmente ni 20, ni 10, ni nada, se resguardaron en otra bahía más cercana al oeste pero igual de jodida, Smaaland Cove, y allí me esperaban.
Tuve que llegar a pasar el apuro de mi vida para poder entrar allí ya que como los vientos costeros y catabáticos que vienen de la montaña son muy fuertes y te separan, con miedo a pasarme y que éste pasara de recogerme, decidí pasar muy cerca de la costa, tal vez demasiado cerca, estuve a punto de chocar contra la pequeña isla de Brode, la pasé a escasos metros.

Cuando estaba en la entrada de la bahía con un viento ya mucho más tranquilo, aparece el «rescatador» diciéndome que estoy demasiado cerca de la costa, que cuidado, jeje.
Bueno, pues entramos en la bahía, me remolca los 200 metros hasta un glaciar para hacer unas bonitas fotos de final de expedición, colocamos el Ocean Defender al costado de babor del barco para preparar todo ya que la intención era ir a dormir tranquilamente ese día a una bahía más resguardada a unas 2 horas de ruta a motor, y casi sin tiempo de hablar con Alfonso ni hacer una buena entrevista ni nada arranca motores y empieza a salir de la bahía.
Rápidamente y en marcha, colocamos el barco como se puede en la parte de la popa, lo amarramos para que vaya a remolque, nunca puso ningún sistema bueno para esta acción, tan solo unas gomas viejas que dice que le valieron mucho dinero, y al salir de la bahía con el golpeteo de las olas, el día estaba feo, el Ocean Defender empezó a golpear duro contra el acero de la popa del barco, y rápidamente se hizo una vía de agua en la proa, le aviso al capitan y éste entra en colera, empieza a pegarme berridos, que no hago caso a sus instrucciones, e incluso me amenaza, intenta pegarme, algo que evita el resto de la tripulación, y me dice que me va a tirar por la borda.

Claramente este hombre no está bien de la cabeza o la presión a la que se ha sometido por desempeñar algo que pensó que sería un viaje de placer de una semana han podido con él. Conseguimos que afloje unos minutos el motor y arriesgando el tipo me tengo que subir al Ocean Defender en marcha, sacar las cosas importantes que tenía en la proa inundada del Ocean Defender, un maletín con un ordenador, el otro estaba ya nadando, las cámaras de filmación y poco más ya que el golpeteo del barco daba miedo.

Intentamos atar algo más el Ocean Defender pero era labor imposible, le decimos que entre en alguna bahía cercana para amarrarlo en condiciones y contesta que vamos a Grytviken que viene a la noche un viento muy fuerte y es mejor llegar allí de una vez, a 60 millas de distancia, unos 100 km, de golpes continuos de mi barco, joooderrrr.

Las siguientes horas fueron una pesadilla, escuchar el continuo golpe de la proa de carbono que había aguantado años, desde que crucé el Pacífico sin un arañazo, y ver como cada vez el agujero era más y más grande sin poder hacer nada, bueno, podría haber dado una paliza a este señor y tomar los mandos de su barco, pero decidí ser pacifico, morderme la lengua y asentir. Tras 10 horas de navegación llegamos a la bahía de Gritvyken, sobre las doce de la noche, se podía ver el mamparo frontal de mi barco, no sabía si ya habría entrado agua a toda la embarcación…

Gritbyken es la “capital oficial” de Georgia del Sur, donde te sellan el pasaporte, aquí se encuentra un museo, el cementerio donde esta enterrado Shakelton y están las ruinas de lo que fue una de las bases balleneras mas importantes, lugar de visita de turistas casi a diario que llegan aquí en enormes cruceros.

El barco fondeó con el ancla en el medio de la bahía y tomé la decisión de esperar hasta que se durmiera la tripulación y huir a tierra firme con mi Ocean Defender, buscando encontrar a alguien al que pudiera pedir ayuda, me sentía un náufrago con mi barco roto por las malas formas del capitán, y lógicamente ni pensar llevar a remolque (no llegarían ni las cuerdas) mi barco hasta Puerto Williams, y menos tener que convivir con este individuo otros 15 o 20 días.

He tenido la suerte de encontrar a gente extraordinaria en la base de Gritbyken, rápidamente las autoridades me han sellado mi pasaporte para dejar de ser un inmigrante ilegal y legalizar mi situación aquí.

Me han dado alojamiento y comida en la base científica,aquí ahora soy uno mas, limpio y cocino cuando me toca el turno y he podido hacer algunas rutas por los alrededores para conocer este fantástico santuario de fauna y flora en medio del océano Antartico , tendre que pagar los gastos pero eso es lo de menos en una situación asi, de nuevo muchiisimas gracias. Estas islas pertenecen a la colonia británica y se puede decir que la administración depende de las Facklands, Islas Malvinas para nosotros, aunque para algunas cosas tienen gestión propia.

Llevo aquí más de dos semanas y por el momento tendré que esperar otras dos más y estar agradecido, al final he conseguido que me lleven a las Facklands el día 4 de Marzo con el Ocean Defender y desde allí gracias a la inestimable ayuda de la Sociedad Geográfica Española, de la que soy un orgulloso miembro, han conseguido que una compañía pesquera gallega que faena en estas aguas Antárticas me lleve mi preciado Ocean Defender de vuelta a España. !Que grandes marineros y flota pesquera tenemos en nuestro país!

Yo volveré en avión desde la Facklands a Punta Arenas y desde allí con Iberia para España, donde confío en poder llegar a mediados de Marzo. Sólo espero que todo el peso de la Ley pueda caer sobre una persona tan irresponsable y mal educada como esta y sobre todo que las administraciones locales no permitan que un individuo así pueda trabajar con personas en un entorno tan complejo donde te juegas la vida literalmente.

Este señor es miembro oficial de la IAATO, quien da las autorizaciones para poder navegar por estas aguas, ellos tendrían que tomar cartas en el asunto, además de las administraciones de puertos desde los que se le da autorización de zarpe como son Ushuaia, Puerto Williams o Stanley..

Sin duda esta ha sido mi mejor aventura personal en muchos aspectos, pero mi peor pesadilla en otros. Aun así, seguiré pensando que el mundo está lleno de buenas personas que se desviven por ayudarte, así que continuaré con nuevas aventuras. ¡vamosssss!

Este escrito es mi absoluta verdad y tengo conversaciones por whatsapp y el dispositivo Inreach que lo acreditan, además de las facturas pagadas de mi empresa por los trabajos contratados. No tengo un contrato en sí, la verdad, fui muy confiado en ese aspecto, me suele pasar.

Además tengo pruebas de su localización y la mia durante toda la travesía, comparativa de distancias y mucha mas información interesante, testigos y el testimonio que también hara Alfonso Dors, el camarógrafo que iba en el Ypake II y que ha tenido que soportar todo esto en el barco, tratos vejatorios, insultos y sobre todo la limitación a poder desarrollar el trabajo que venia a hacer y que previamente Ezequiel conocía.

PD. Sería de gran ayuda para todos que podáis difundir este escrito que he intentado resumir, y si alguien sabe cómo poder ayudarme a conseguir demandar a una persona así y poder recuperar algo del dinero extra que me está costando las malas acciones de este señor, estaría encantado de escucharlo.

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