El Gobierno de Nepal planea un giro de timón en su política de permisos para escalar el Everest (8.849 metros). Según un borrador de ley ya registrado en la Asamblea Nacional, el país del Himalaya solo concederá permisos para ascender a la cima más alta del mundo a aquellas personas que acrediten haber coronado previamente al menos una montaña de 7.000 metros en territorio nepalí. La medida, orientada a reducir el hacinamiento en la peligrosa “zona de la muerte” y mejorar la seguridad en la montaña, ha reavivado el debate sobre el modelo de turismo de altura que se ha consolidado en las últimas décadas en la región.
Esta iniciativa se suma al reciente aumento de tarifas vigente desde septiembre, que ha encarecido de forma significativa el coste de los permisos para escalar el Everest, como parte de un esfuerzo más amplio por ordenar y profesionalizar el acceso a la montaña más alta del planeta.
Intento por frenar las aglomeraciones en la «zona de la muerte»
El año pasado, Nepal concedió 478 permisos para el Everest, una cifra récord que provocó colas de escaladores en los tramos finales de la ruta, justo en una de las zonas más letales del planeta, donde el oxígeno natural no permite la supervivencia sin asistencia. En la temporada de 2023 se contabilizaron al menos 12 fallecimientos y cinco personas desaparecidas, lo que puso nuevamente en el centro del debate el perfil y preparación de quienes intentan alcanzar los 8.849 metros de la mítica cumbre.
La propuesta legislativa también contempla que tanto el sardar (jefe de la expedición local) como el guía que acompañe a los alpinistas sean ciudadanos nepaleses. Esta disposición busca reforzar el papel del personal local en las expediciones, aunque ha generado reservas y alguna crítica en sectores vinculados al montañismo internacional, que consideran fundamental mantener la participación de guías de montaña de distintas nacionalidades, especialmente si cuentan con certificaciones reconocidas como la de la IFMGA (Federación Internacional de Asociaciones de Guías de Montaña).
Críticas desde la comunidad internacional
Desde el ámbito profesional del alpinismo, se valora positivamente que Nepal tome medidas para mejorar la seguridad en sus ochomiles, pero también se cuestiona la rigidez del criterio de experiencia propuesto. Algunas voces reclaman que se acepten como válidas otras cumbres de similar dificultad, aunque no superen los 7.000 metros o se encuentren fuera de Nepal. Montañas como el Ama Dablam, el Denali o el Aconcagua son mencionadas como ejemplos de ascensiones exigentes que podrían servir como paso previo razonable al Everest.
En Nepal hay más de 400 montañas abiertas al alpinismo, de las cuales 74 superan los 7.000 metros. Sin embargo, solo un puñado de ellas reciben atención regular por parte de los escaladores. Esta realidad complica el cumplimiento del nuevo requisito y podría, según observadores del sector, incentivar expediciones exprés a montañas poco frecuentadas solo para cumplir con el trámite, sin garantizar necesariamente una mejor preparación técnica ni ética de los candidatos.
La ley propuesta tiene grandes probabilidades de ser aprobada, ya que cuenta con el respaldo de la mayoría parlamentaria. Si entra en vigor, supondrá un cambio significativo en el acceso al Everest, que durante años ha sido símbolo de la democratización (y en ocasiones banalización) de las grandes cumbres. Ahora, Nepal busca reordenar el acceso a su cima más icónica apostando por un criterio de experiencia mínima y control más estricto de los guías. Un nuevo paradigma que podría marcar el futuro de las expediciones comerciales en el Himalaya.