El Aconcagua (6.962m), la montaña más alta del Continente Americano, resguarda una rica historia entrelazada con antiguas civilizaciones. Desde la ascensión de Matthias Zurbriggen en 1897, ha sido testigo de desafíos, conquistas y cambios significativos.
El Aconcagua (6.962m) es la montaña más alta del Continente Americano y la más alta fuera de Asia. Está situada en el corazón de los Andes, en la cadena montañosa que atraviesa Sudamérica. Más allá de su imponente presencia geográfica, el Aconcagua alberga en sus laderas una historia rica, llena de desafíos y aventuras que dejaron una huella imborrable en la cultura y la esencia de la región.
La cumbre del Aconcagua se halla dentro del Parque Provincial Aconcagua, ubicado en la provincia de Mendoza, en el Departamento de las Heras, pero a 15 kilómetros de la frontera con Chile. El parque se encuentra a unos 185 kilómetros al noroeste de la ciudad de Mendoza, que es la ciudad más importante de la región y una de las principales de Argentina. La ciudad de Mendoza es conocida por ser la puerta de entrada a la región vinícola y atractivos turísticos como la cordillera de los Andes. El acceso al Parque Provincial Aconcagua suele realizarse a través de la Ruta Nacional 7 desde Mendoza. La distancia exacta puede variar dependiendo de la ruta específica tomada.
Desde la conquista de la cumbre por Matthias Zurbriggen en 1897, la historia de la Aconcagua se teje con proezas notables, incluida la hazaña de Fernando Garrido, que permaneció 62 días en la cima
La ascensión a Aconcagua -34 vías de ascenso- por la ruta Normal no es técnicamente compleja, aunque está sujeta a cambios meteorológicos constantes debido a su proximidad al océano Pacífico. Los fuertes vientos y el frío extremo, con una sensación térmica que puede llegar a los 30° bajo cero en verano, y especialmente el mal de altura, representan los principales desafíos a que se enfrentán las montañeros.
El Aconcagua guarda una rica historia ligada a las antiguas civilizaciones andinas, destacando la presencia inca y el descubrimiento del «Niño del Aconcagua» en 1985
La historia del Aconcagua está entrelazada con las antiguas civilizaciones que poblaron la región andina. Para los indígenas locales, la montaña era considerada sagrada y estaba envuelta en mitos y leyendas. La palabra «Aconcagua» tiene su origen más reconocido en la lengua quechua Akon – Kahuak, que se traduce como «Centinela de Piedra». En Aymara, los términos Kon – Kawa pueden interpretarse como «Monte Nevado». Los ejércitos del famoso Imperio Inca, provenientes de Cuzco, conquistaron la región de la Cordillera Central, dejando su marca en el área de Aconcagua mediante una extensa red de caminos conocida como el camino del Inca o Qhapac Ñán. Este camino conectaba una amplia variedad de lugares y pueblos en Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.
Fue en el siglo XIX cuando los exploradores europeos, inspirados por la fiebre de la conquista de las cumbres más altas del mundo, dirigieron su atención hacia el Aconcagua. El alemán Paul Güssfeldt (1840-1920), científico y explorador, fue el primer montañero del que se tiene referencia que intentó ascender el Aconcagua en marzo de 1883. No pudo superar los 6.000 metros, pero si tuvo el honor de firmar la primera ascensión al al volcán Maipo -19 de enero de 1883- junto a los arrieros chilenos Lorenzo Zamorano, 64 años, y otro, de nombre Francisco, 30 años, pero del que se desconoce el apellido.
El año 1897, el suizo Matthias Zurbriggen (1856-1917) alcanzó la cumbre, un hito que marcó el inicio de una era de desafíos y conquistas en la montaña. El explorador y alpinista helvético fue el primer hombre en llegar a la cima del Aconcagua. Zurbriggen formaba parte de la expedición científico-deportiva liderada por el alpinista y escritor norteamericano Edward FitzGerald (1871-1931). El promotor de la expedición FitzGerald sólo pudo llegar a los 6.800 metros, pero un mes despues otros componentes de la misma expedición firmaron la segunda ascensión (13 de febrero de 1897). Eran el montañero y geologo inglés Stuart Vines (1867-1922) y el italiano Nicolás Lanti (1865-1925). Tambien les acompañaba Edward FitzGerald, pero nuevamente debió desisitir durante el ascenso por sentirrse indispuesto.
A pesar de la afluencia masiva, el Aconcagua sigue siendo un desafío para aquellos que buscan superar sus límites y disfrutar de su grandeza natural
Desde entonces, el Aconcagua atrajo y atrapó a montañistas y aventureros de todo el mundo, cada uno buscando dejar su marca en la cumbre y enfrentarse a los elementos extremos que la montaña presenta. La proeza de Zürbriggen sólo puede compararse con otras hazañas notables en la historia del Aconcagua, como la ascensión del glaciar de la ladera oriental abierta en 1934 y que recibió el nombre de la ruta Glaciar de los Polacos, en honor a la cordada formada por montañeros de esa nacionalidad, y que fue la segunda ruta de ascenso al Aconcagua después de la Normal.
La francesa Adriana Bance -7 de marzo de 1940- se convirtió en la primera mujer en alcanzar la cumbre por la vía Normal. Formaba parte de una expedición germano-argentina dirigida por su marido Hans George Link (1900-1944), de nacionalidad alemana, pero muy integrado en la vida local, ya que era el presidente del Club andinista de Mendoza. En muchos documentos su nombre compuesto está castellanizado, Juan Jorge Link.
La montañera francesa Adriana Bance se convirtió en la primera mujer en ascender al Aconcagua, el 7 de marzo de 1940
Link fue un visionario y un precursor de las actuales agencias de trekking, ya que hasta su muerte, precisamente en el Aconcagua, organizó diversas expediciones la cumbre para montañeros pudientes. Sin embargo, el año 1944, pereció junto a su mujer Adriana Bance, que fracturó una pierna a 6.900 metros de altura. El montañero alemán se quedó para auxiliarla, pero una tormenta de nieve muy dura hizo que murieran de hipotermia al igual que los dos otros montañeros alemanes que les acompañaban; el geólogo Walter Shiller y Albert Kneild. Sus cuerpos descansan en el “Cementerio de los Andinistas”, que esta ubicado sobre el costado Sur de la ruta que une a Mendoza con Santiago de Chile y a una distancia de 1,5km de Puente del Inca y a 6 kilómetros de Penitentes. Este luctuoso suceso se convirtió en la primera gran tragedia del Aconcagua.
En el Cementerio de los Andinistas también descansan los restos de Juan Stepanek, un austroargentino, recordado como la primera persona que falleció intentando escalar el Aconcagua, en enero de 1926. Stepanek intentó hacer la cima en solitario, pero falleció en su intento y su cuerpo quedó durante dos décadas a 6.200 metros. Durante la expedición italiana de Renato Chabod en 1934 se halló su cuerpo modificado, pero no se recuperó. Hans George Link en su primera ascensión fechada en 1936 también lo descubrió e incluso pensó si era una alucinación. Finalmente, en 1946, la expedición del Teniente Primero Valentín Julian Ugarte rescató el cuerpo de Stepanek después de veinte años en la montaña.
Los andinistas Francisco Ibáñez y Fernando Grajales son dos de los referentes locales de los años heróicos del Aconcagua
La segunda ascensión por la vertiente Sudoeste -23 de enero de 1953- a la cumbre Sur tuvo de protagonistas a dos argentinos y de ahi la notoridad que tuvo en Argentina. El militar de San Juan Francisco Ibáñez (1927-1954), hizo cima formano cordadada con su compañero Fernando Grajales (1924-2003), considerado otro de los los padres del llamado andinismo mendocino. Junto a ellos ascendieron el matrimonio suizo formado por Federico Marmillod (1909-1978) y su esposa Dorly Eisenhut (1914-1978), que tuvo el honor de convertirse en la primera mujer en ascencer a la cima Sur (6.930 m). Era la segunda ocasión que se accedia a la cima Sur, la primera –7 de enero de 1947- fue a cargo de Thomas Kopp y Lothar Herolden, aunque la cordada argentino-suiza accedió a la cima norte, que no llegó a pisar, por el Filo o Cresta del Guanaco, una zona de gran compromiso.
El militar Francisco Ibañez lideró la primera expedición argentina al Himalaya para hollar el Dhaulagiri, 8.167 m
Las dos temporadas el Parque Provincial Aconcagua
Estival del 1 de noviembre al 30 de abril del año siguiente, con actividades turísticas y deportivas.
Invernal del 1 de mayo al 30 de octubre (debe presentarse una solicitud de la actividad por escrito para su aprobación)
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