Un año de la muerte de Sergi Mingote en el K2 invernal

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Sergi Mingote K2 Carlos Garranzo
Carlos Garranzo -izq.- junto a Sergi Mingote en la última fotografia que se tomaraon juntos en el Memorial del K2. (Copyrigh/Archivo C Garranzo)

Este 16 de enero se cumple el primer aniversario de la muerte de Sergi Mingote. El compañero de su última cordada, Carlos Garranzo, recuerda su figura y personalidad.  

Por L. Carlos Garranzo Ibáñez, alpinista y amigo personal.
Conocí a Sergi en el año 2000 en el trascurso de una expedición al Gasherbrum II en Pakistán. Íbamos en expediciones diferentes, él solo y yo con un grupo de Cartagena y Murcia. Debido a la mala climatología ninguno de los dos pudimos hacer cumbre. Pasamos tiempo juntos durante el trekking y en los muchos días que tuvimos en el campo base. En esa ocasión, mirando hacia atrás, no tuvimos una relación muy estrecha. A pesar de eso, seguimos manteniendo el contacto en los años siguientes. ¿Por qué?, no sabría decirlo, pero está claro que algún tipo de conexión surgió entre nosotros sin darnos cuenta.

Los que tuvimos la suerte de conocer a Sergi sabemos que era un hombre excepcional, trabajador y emprendedor, pero por encima de todo era una buena persona

Durante mucho tiempo no tuve conciencia de ello pero ahora que ya no está lo tengo claro, era una persona especial y yo tuve la suerte de congeniar perfectamente con él. Nos complementábamos muy bien, él con su desbordante alegría y entusiasmo. Yo le aportaba la calma y paciencia que, en ocasiones, se necesita en las empresas que abordamos juntos. Realmente hacíamos un buen equipo.

En el año 2018 empezamos una andadura juntos que duró hasta el momento de su accidente en el K2. Fue Sergi quien me propuso ir al Broad Peak, donde yo ya había estado unos años antes y quedé a tan solo 20 metros de la cumbre. No me apetecía repetir pero él, que sabía como convencerte, me puso un cebo muy bueno: “venga Carlos, te puedes quitar la espinita y hacer cumbre en el Broad, pero además, también quiero intentar el K2″… ¡Qué cab….!, sabía que con nombrar el K2 me tenía en el anzuelo, y así fue.

Me hizo partícipe de su vida, de sus ilusiones, de su familia en la que me sentía como un miembro más.

Desde ese momento le acompañé en las expediciones y proyectos que organizaba y en los que yo podía apuntarme dentro de mis limitaciones profesionales, familiares y económicas. Mucho más importante, me hizo partícipe de su vida, de sus ilusiones, de su familia en la que me sentía como un miembro más. Y yo le incorporé a la mía. No solo él y yo, nuestras familias también conectaron, lo que influyó mucho en que todo fuera aún más especial, ya que ambas eran un gran apoyo en nuestros proyectos.

Durante este tiempo, y hasta el día que nos dejó, subimos juntos a la cumbre del Lhotse en 2019, fuimos dos veces al desierto de Atacama para aclimatar antes de ir al Himalaya, le acompañé en varias etapas del proyecto “Olympic Route 2020” y decidí acompañarle en el proyecto estrella: “K2 Winter Expedition” donde pusimos gran ilusión. No podía dejarle ir solo. Y tantos proyectos futuros juntos que han quedado irrealizados, Annapurna, Makalu, Kangchenjunga, viajar con nuestras familias…, una vida contando el uno con el otro.

Me implicó en sus proyectos solidarios. Te echo mucho de menos y cada vez que voy a la montaña te llevo conmigo

Desgraciadamente, durante esta malograda expedición perdí varios amigos, pero, sobre todo, perdí a un ser excepcional al que consideraba mi hermano. Más allá de las expediciones, logramos tener una relación muy especial. Echo de menos nuestras charlas, nuestras risas, nuestros bailes, esa energía desbordante que te motivaba a intentar superarte. Me implicó en sus proyectos solidarios. De los momentos más gratificantes de mi vida fue cuando acompañamos a jóvenes con discapacidad a ver el Everest.

Los que tuvimos la suerte de conocer a Sergi sabemos que era un hombre excepcional, trabajador, emprendedor, imaginativo, luchador, soñador, comprometido, sincero…, pero por encima de todo era una buena persona y creo que eso es lo que la gente veía en él. Su pérdida es irremplazable, no solo para su familia, sino para toda la sociedad que tan necesitada está de tener personas con las cualidades que él tenía.

Te sigo queriendo amigo, te echo mucho de menos y cada vez que voy a la montaña te llevo conmigo.

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